Como ocurre en la vida cotidiana, tres amigas, muy diferentes, Julia, Elsa y Amelia, se reúnen, una vez a la semana, para caminar y charlar por un parque de su ciudad, y ahí confiesan a sus compañeras de paseo todo tipo de frustraciones.
Los que hayan seguido la trayectoria profesional de la directora Gracia Querejeta (Cuando vuelvas a mi lado, Héctor) conocen su sensibilidad, su empatía hacia el alma femenina. Por ello, este drama, a priori, parecía una película perfecta para ella porque iba a volcar parte de esa sensación de invisibilidad que perciben algunas mujeres que han traspasado los 50 años.
Pero Gracia, en esta ocasión no ha dado totalmente en la diana. Ha acertado en la elección de las actrices (maravillosas en sus papeles, Adriana Ozores, Emma Suarez y Nathalie Poza) que defiende con verosimilitud los personajes que les ha escrito: una profesora y madre de familia desencantada, una atractiva ejecutiva que ya no se come ni un “colin” y una fémina, dependiente y quejumbrosa, que hace cualquier cosa, incluso que la humille la hija adolescente de su pareja, con tal de no quedarse sola. Sin embargo la directora ha fallado claramente al ofrecer una visión sesgada, amargada, de ese periodo vital de esas mujeres maduras. Tanto es así que un compañero de profesión, de 30 años, me decía al salir de la proyección: “dan ganas de no llegar a esa edad”…
Más aún, el papel que interpreta Blanca Portillo está cogido por los pelos. Si ser libre conlleva que tu mayor objetivo en la vida sea convertirte en un adalid de la ideología de género y dar prioridad a apetitos, sí también sexuales, de todo tipo, algo funciona mal en nuestra sociedad.
Para: los que les guste escuchar las angustias cotidianas.