Rodada en Francia, aunque con coproducción de Reino Unido y Bélgica, narra la biografía de Jeanne Du Barry, la última “favorita” del rey Luis XV de Francia. Lo hace desde su infancia, una niña del pueblo nacida de una relación ilícita quien, ávida de cultura, utilizó su atractivo físico y su inteligencia para ascender en la escala social. Cortesana de poderosos nobles desde su juventud, logró encandilar al propio monarca, que decidió instalarla en Versalles, lo que provocó un escándalo en la Corte.
Película esperada pues supone el regreso de Johnny Depp al cine, tras el mediático juicio por difamación interpuesto por el actor contra su última esposa, la actriz Amber Heard, quien le denunció por abusos físicos y psicológicos. La última película donde le habíamos visto fue en El fotógrafo de Minamata, en el año 2020.
Diez años tardó la directora, Maïwenn, que se ha reservado el papel protagonista, en plasmar esta historia que le cautivó por el carisma de esa mujer, a la que define como una auténtica perdedora. La mirada que lanza sobre ella es benevolente: cautivó al rey con su carácter extrovertido y alegre, a pesar de que, de alguna forma, fue una mujer a la que todos utilizaron desde su madre o su marido (con el que tuvo un matrimonio de conveniencia).
La película cuenta con un cuidado diseño de producción donde todo encaja; desde el soberbio vestuario hasta los escenarios exteriores e interiores, se filmó en Versailles en los jardines y en los interiores en los lugares permitidos, es decir, la Capilla Real, el Salón de los Espejos y el Salón de Hércules. Todo ello luce de forma brillante gracias a un magnífico trabajo fotográfico de Laurent Dailland (Asterix y Obelix, Operación Cleopatra).
A Johnny Depp no se le recordará por este papel, no porque este mal sino porque encarna a un personaje bastante encorsetado, el de Luis XV, a quien da la impresión que el único soplo de aire fresco que encontró en su existencia fue su apasionada relación amorosa con Madame Du Barry, que es en lo que se centra la película, porque no se abordan ni asuntos políticos ni sociales de la época, solo intrigas palaciegas.
Con pretensión de hacer humor, lo que chirría en este film es la descripción de las hijas del monarca, que parecen cercanas a las hermanastras de Cenicienta por su mezquindad, pero que restan credibilidad al relato por su histrionismo dentro de lo que supone una buena radiografía de cómo era la Corte de Versailles y su moralidad de 'fachada'. Porque Jeanne du Barry fue una cortesana de lujo pero los que rodeaban al monarca tampoco podían presumir de vida personal intachable.
Para: los que tengan curiosidad por Madame du Barry y los dramas históricos