Siguiendo la estela de la película de Carla Simón y su multipremiado drama Verano de 1993, Ibon Cormenzana se arriesga con una historia que se apoya en la actuación de una niña, en esta ocasión que apoya incondicionalmente a su padre, con graves problemas emocionales.
Como si se tratara de un trozo de la vida misma, este drama español aborda las dificultades que le provoca a un padre de familia padecer alexitimia, una enfermedad psíquica que bloquea las emociones y que le ha brotado de forma traumática tras haber sufrido una tragedia personal. A partir de aquí, iniciará un tratamiento ayudado por sus seres queridos; en especial por su pequeña hija Lola, una niña muy madura. Al fondo del argumento, un trágico acontecimiento ocurrido en la historia española.
Relato de amor y superación, el mérito de su director y guionista es mantener cierta intriga sobre el suceso que desencadenó ese padecimiento y el introducir certeramente flash backs que nos hablan de la vida de una pareja que se amaba. Igualmente ha contado con un elenco de actores que funcionan muy bien. Así, Roberto Álamo (Zona Hostil, Que Dios nos perdone) se enfrenta a uno de los papeles más difíciles de su carrera debido a que encarna a un personaje muy introvertido, con mucha química con la increíble niña Claudia Placer, que brilla por su naturalidad.
Una historia sencilla y emotiva, que realmente son las que más llegan al corazón.
Para: los que les gusten las historias de buenos sentimientos