Desde el remoto país de Bután, nos llega una de las películas más deliciosas que podrán contemplar este verano que aúna simplicidad y emoción a partes iguales.
Un joven maestro trabaja para el Estado totalmente desmotivado porque lo que sueña es con emigrar a Australia para convertirse en cantante. Como castigo, dada su actitud, es destinado a una escuela en el pueblo más alejado e inaccesible de Bután, donde es recibido con un cariño que nunca ha conocido y donde forma un fuerte vínculo con los niños locales.
Tan lejos pero tan cerca es lo primero que sugiere esta bonita historia llena de emotividad que nos recuerda de forma realista que hay lugares aislados en nuestro planeta donde no hay casi luz (el rodaje tuvo que depender completamente de baterías solares), donde no hay móviles ni televisión y donde los niños y jóvenes se divierten jugando en el campo, cantando y con placeres no por simples menos alegres.
Nominada a los Oscar como mejor película extranjera el pasado año, todo en este film es pintoresco; desde que se filmó en uno de los asentamientos más remotos del mundo, esos que creíamos que ya no existían, hasta que la mayoría de intérpretes no son profesionales puesto que el director y guionista de la película, Pawo Choyning Dorji, recurrió a pastores locales que nunca habían salido de su aldea.
¿Y dónde entra el Yak en la escuela? O, si lo prefieren, ¿qué pinta ese bóvido de gran tamaño que vive en regiones montañosas de Asía y que es capaz de aguantar las bajas temperaturas de la zona? Muy sencillo, este animal por sus características es la fuente de alimentación, transporte e, incluso, de calor de los habitantes de la zona, de ahí que le regalen uno al maestro para que tenga una vida menos incómoda en el pueblo de Lunana.
Hay muchos mensajes apreciables en el relato, desde el interés por aprender los niños materias básicas como lengua, matemáticas e incluso inglés, hasta el respeto que todo el pueblo tiene por el profesor capaz, como dicen ellos, por sus conocimientos de hacerles “tocar el futuro”.
Para: los que quieran ver una película agradable, que reflexiona sobre lo que produce felicidad.