Aborda la historia de una atractiva mujer, con un hijo menor, a los que no les queda más remedio que reclutar a un variopinto grupo de expertos en fenómenos paranormales y espirituales para que les ayuden a liberar de su hogar a unos ocupantes sobrenaturales, lidereados por un fantasma muy peligroso que les persigue incluso cuando intentan escapar fuera de la mansión, lo que se convierte en toda una maldición.
La primera impresión que percibes de esta comedia de terror y fantasía, inspirada en la clásica atracción del parque temático, “Mansión Encantada (Haunted Mansion)”, es que el director Justin Simien ha conseguido reunir a un reparto lleno de actores con una gran vis cómica como LaKeith Stanfield (Puñales por la espalda), Owen Wilson (Loki, de Marvel), Rosario Dawson (Zombieland: Mata y remata) y los veteranos, y siempre apuesta segura, Danny de Vito y Jamie Lee Curtis.
No hay originalidad en el escenario: una mansión donde suceden fenómenos extraños pero si un humor blanco, dirigido a toda la familia, que divierte a grandes y pequeños. Con un estilo “ochentero”, lo que hace simpática esta propuesta es que es cine sin pretensiones que tan solo tiene como objetivo divertir.
Los personajes, bien descritos, son prototipo de lo que hemos visto en películas “serias” de terror, tenemos a una médium con poca credibilidad incluso para ella misma, a un científico desesperanzando con pasado, a un historiador apasionado de los misterios que rodean las casas antiguas y a un sacerdote algo atrabiliario que sabe poco de exorcismos…
Aunque hablamos de una historia ligera donde se mezclan aventura, humor y fantasía, el protagonista es un hombre incapaz de expresar sus sentimientos a los demás porque está atravesando una etapa de duelo que no sabe como afrontar.
De hecho, en el centro de este relato hay una parte algo seria, la de un personaje introvertido incapaz de transmitir sus sentimientos a los demás. A este respecto, el director tenía claro dos cosas: la acción tenía que transcurrir en una mansión en Nueva Orleans, y la mayoría de los personajes tenían que ser negros, porque el 80 por ciento de la población de esa ciudad es de esa raza.
En cuanto a los efectos visuales, el respeto del cineasta Justin Simien por ser fiel a la atracción en la que se ha inspirado le hizo recurrir a anticuados efectos físicos como el de Fantasma de Pepper, que emplea humo y espejos junto con efectos digitales modernos.
Para: los que les guste el “cine de palomitas”.