A Jack, que tiene cinco años y dos hermanas mayores, sus padres le comunican que va a tener un hermanito especial, algo que él traduce como que su nuevo hermano va a poseer superpoderes. Pronto se da cuenta que el pequeño Gio en realidad no es un superhéroe sino que ha nacido con Síndrome de Down. Durante la adolescencia, incluso, tendrá vergüenza de que salga a la luz su secreto familiar y ocultará la existencia de Gio, más aún cuando se enamora…
Divertida y conmovedora, está inspirada en la novela de Giacomo Mazzariol, un adolescente real que cuenta el nacimiento y las vivencias con su hermano diferente, que se convirtió en un auténtico best seller literario en su país y cuya traslación a imágenes, llena de encanto y sensibilidad, fue la segunda película más vista en Italia el pasado año, convirtiéndose en un fenómeno parecido al de Campeones en España. La narración de los hechos está relatada con mucho humor y sin noñerias pero, al mismo tiempo, tiene el acierto de denunciar cosas tan reales y trágicas como la eugenesia que se está cometiendo actualmente en el mundo con los niños de síndrome de Down (se les aborta), la invisibilidad que se da a los seres diferentes dentro de la sociedad pero destacando, por encima de todo ello, el potencial de la familia para superar cualquier obstáculo debido a esa fuerza arrolladora que es el amor. Es de matrícula de honor la reacción de los progenitores cuando nace Gio, pero también resulta muy bonito contemplar cómo el pequeño adora a su hermano y hace todo lo posible para conquistarlo.
Con grandes dosis de sensibilidad, al reparto se le ve totalmente volcado hacia esos dos niños que, en sus diversas edades, interpretan a Gio en la película (Antonio Uras y Lorenzo Sisto). A su lado están estupendos y naturales Alessandro Gassman, el adolescente Franscesco Ghegi (que interpreta al narrador de la historia) e Isabela Ragonese, en el papel de la madre comprensiva y optimista. Coproducción italo-española, la banda sonora es del joven compositor Lucas Vidal y en el reparto se encuentra Rossy de Palma.
Mi hermano persigue dinosaurios resulta un relato muy emotivo, una cualidad que estamos viendo en los filmes que están llegando a las salas de cine tras el confinamiento, porque el público está más sensible.
Para: los que quieran divertirse y emocionarse, a partes iguales.