En cine de animación asiática, los japoneses son los grandes maestros, gracias a la sobresaliente labor realizada por los estudios Ghibli y ese genio que es Hayao Miyazaki, al que le debemos decenas de películas maravillosas e imaginativas como El viaje de Chihiro o El castillo ambulante. Sus mayores competidores en ese continente se encuentran en China y el director de Mi querido monstruo, Jianming Huang, es uno de los punteros, tras la buena acogida de Bobby El erizo (2016). Pero, para hacer un comentario y situarnos rápido, si en animación los chinos tienen una gran calidad, en argumentos están a años luz de las historias de Ghibli, que poseen contenidos con “alma”, que abordan asuntos de todo tipo.
Mi querido monstruo nos lleva al mundo de Kunlun, compuesto por miles de islas, y cuya población está obsesionada con los espíritus oscuros que causan daños irreversibles en la mente. En esa tesitura surge un héroe, Bai Ze una especie entre mago y doctor quien, por errores pasados, no es muy valorado en su comunidad y emprende la misión de salvar a su gente y a su mundo.
Tanto el personaje principal como el niño que parte a su lado, un qilin llamado Yi, que está buscando una cura para su cuerno de crecimiento lento, resultan simpáticos y funciona su amistad, pero la aventura que emprenden es algo desconcertante porque resulta enrevesada dado que no está bien explicado el tema de los espíritus oscuros. En lo que no decepciona el film es, como comentábamos antes, en la animación en 3D, magnífica, con multitud de criaturas llenas de colorido y excelentes fondos, asi como la coreografía animada de las innumerables peleas que, como no podía ser de otra forma (hablamos de cine asiático), son de artes marciales. Pero lo que se dice 'chicha' argumental tiene bastante poca.
Para: ideal para los mayores de 7 años que prefieran más la forma que el fondo en las películas de animación.