Si hay una batalla de la que los estadounidenses pueden sentirse especialmente orgullosos tanto del comportamiento de sus mandos militares como de sus soldados es la batalla de Midway, porque ese episodio bélico en el Pacífico marcó un punto de inflexión en la Segunda Guerra Mundial, un enfrentamiento por mar y aire en el que los enemigos casi nunca se vieron el rostro. No es la primera vez que la batalla de Midway ha sido recreada en el cine, pero en esta ocasión ha sido dirigida por un director, Roland Emmerich, especializado en cine-espectáculo, recuerden títulos como El Patriota o Independence Day. El cineasta, desde el primer momento, tenía claro por qué deseaba hacer un nuevo acercamiento a este capítulo bélico: "Los jóvenes de hoy en día no siempre conocen las historias sobre aquellos que lucharon por su libertad ". Así, recrea con verosimilitud los hechos históricos e, incluso, menciona anécdotas como la presencia del director John Ford, que rodaba documentales de propaganda, y fue precisamente en este conflicto donde perdió un ojo y pasó a convertirse en uno de los “míticos tuertos de Hollywood”.
Su interés también se centró en la fidelidad con lo que allí ocurrió, y el guionista Wes Tooke decidió narrar los acontecimientos por orden cronológico. En total fueron seis meses: comienza en diciembre de 1941 con el ataque a Pearl Harbor y termina en junio con la batalla de Midway.
Apartado especial tiene el cuidado diseño de producción, además de grabar en la Base de la Fuerza Aérea Hickam de Hawaii, se hizo una profunda investigación para construir maquetas y set de los portaaviones, las armas utilizadas o los aviones. Como era presumible, dado que hablamos de enfrentamientos aéreos y en alta mar, se ha recurrido a multitud de efectos digitales para describir momentos decisivos de las batallas y, en algunos de ellos, se nota esa integración con las imágenes reales. Quizás por ello la parte menos discutible de la película es la que describe de forma respetuosa la personalidad de los militares de ambos bandos, a destacar la actuación de los intérpretes japoneses.
Aunque está narrada por un cineasta germano, la película es muy patriótica desde el punto de vista americano, haciendo hincapié en el valor de esos soldados que arriesgaron la vida por su país. Y eso hasta cierto punto es lógico, porque nunca como en esta batalla un ejército con menos medios materiales y humanos, como era en aquellos momentos el estadounidense en el Pacífico, ganó gracias a la inteligencia táctica de sus mandos y al sacrificio de héroes militares reales.
Para: los que les interese la Segunda Guerra Mundial o las películas del cine bélico en general.