Rowan Joffé, no confundir con su padre, el famosísimo Roland Joffé (director de La Misión o Los gritos del silencio), es el responsable de este thriller psicológico que traslada al cine el best seller literario: Before I Go to Sleep, de S. J. Watson, que ha conseguido enganchar a miles de lectores de todo el mundo aficionados a las novelas de intriga, desde su publicación en el año 2011.
El arranque de No confíes en nadie recuerda a la famosísima Memento (Christopher Nolan, 2000): una mujer llamada Christine Lucas se despierta, cada mañana, sin recordar quién es, debido a un accidente ocurrido en su juventud que le provocó una lesión cerebral que le hace olvidar sus recuerdos más recientes, una vez que entra en sueño profundo. De esta forma comienza todos los días desde cero, acostada en la cama con un hombre que no reconoce como su marido. Afortunadamente, desde hace unas semanas, un eficiente psiquiatra está intentando que recupere la memoria, y su existencia diaria, haciéndole grabar en una cámara lo que hizo la jornada anterior…
No confíes en nadie, a pesar de tratar asuntos tan interesantes como la identidad, la manipulación, los recuerdos deslavazados o la memoria, no consigue convencer porque se afrontan, de forma atropellada, algunos giros argumentales y la angustia que siente la protagonista nunca se transmite de manera certera al espectador: es una película fría. De hecho, la limitación en el guión para solventar con credibilidad algunos parajes de la intriga sólo se consigue superar gracias al interés que despierta el atractivo trío protagonista encarnado por Nicole Kidman, Colin Firth y Mark Strong. Se da la circunstancia de que los dos primeros intérpretes vuelven a repetir como pareja, en este filme, tras rodar, en el 2013, la mucho más recomendable Un largo viaje.
Aunque entretenida, auguramos que este thriller no tendrá tanto recorrido, ni seguidores, como la obra literaria que adapta.
Para: Los que les vayan los thriller tan entretenidos como olvidables