En un mundo donde la magia ha sido sustituida por los avances tecnológicos, dos hermanos adolescentes, Ian y Barley, que viven en un barrio a las afueras de la ciudad, emprenden un viaje hacia delante (de ahí el título de la película) para recuperar la conexión con su padre, fallecido cuando ambos eran niños. Para ello deberán recuperar la Gema del Fénix, una piedra preciosa que les permitirá completar un hechizo para traer a su padre a la vida durante unas horas.
Tras el increíble éxito de taquilla de Frozen, que se centraba en la relación de dos hermanas, Elsa y Anna, llega Onward, otra historia que se apoya en una historia fraternal, inspirada en las propias vivencias del director Dan Scanlon y su hermano mayor, marcados por la pérdida de su progenitor en su infancia.
Onward juega a los contrastes desde la primera imagen puesto que en una ciudad aparentemente normal, viven elfos, duendes, sátiros, cíclopes, centauros, gnomos y troles etc… criaturas fantásticas que poblaban antiguamente un mundo donde la magia funcionaba. En ese contexto, también los dos hermanos protagonistas son muy diferentes: mientras que el pequeño, Ian, es tímido e inseguro, Barley es rebelde y caótico, pero desea ejercer de hermano mayor y enseñarle en qué consiste la vida. Que el primero descubra que posee dotes de mago les llevará a un camino desconocido para ambos.
Sentimental, pero sin caer nunca en la cursilada, lo más bonito de este film es la emotiva relación de estos dos hermanos (doblados con mucha gracia por Chris Pratt y Tom Holland). El argumento desarrolla con sensibilidad, pero también humor, lo que supone la ausencia de un padre para unos niños, por mucho que cuenten con una madre cariñosa y luchadora, además de querer demostrar, algo obvio: que los varones también tienen sentimientos.
De alguna forma, también Onward supone un homenaje a clásicos de la factoría como Fantasía, desde el momento que descubrimos a un novato en magia. Ese proceso de aprendizaje conllevará momentos muy divertidos y ocurrentes, que brillan gracias a una animación lúdica y alegre. Aunque hablamos de una película familiar, como es habitual en las última producciones de Disney, Scanlon se atreve a introducir claramente en el relato a un personaje lesbico, como es la policía-cíclope porque, según nos manifestaba personalmente, quería hacer una película realista mostrando lo que hay en la sociedad. Donde claramente se percibe que lo es, es en el retrato simpático de la madre, a la que la viudedad no ha restado un ápice de alegría y coraje.
Para: los que vean todas las películas de animación Disney-Pixar.