Con una genial interpretación de Kôji Yakusho, se trata de una historia minimalista sobre un modesto limpiador de baños públicos, que parece feliz con su sencilla existencia, aunque una serie de detalles van desvelando que este hombre decidió dar un giro radical a su vida.
Película candidata a los Oscar por Japón que, paradójicamente ha sido dirigida por el alemán Wim Wenders, quien claramente se ha inspirado en títulos de maestros del cine nipón como Ozu.
A través de un ritmo sosegada la película nos va describiendo el día a día de este hombre, que se conforma con disfrutar de las pequeñas cosas como hacer fotografías de la naturaleza, agradecer la luz del sol o las bellas panorámicas de la ciudad en la que habita e, incluso, de realizar bien su trabajo diario, aunque para algunos sería servil. Asimismo, lleva una vida ordenada con pequeñas rutinas como comprarse libros de oferta en una librería o ir a comer a un bar que tiene una dueña cariñosa y simpática. La visita inesperada de su sobrina adolescente, con gustos parecidos a los suyos, altera pero alegra su vida.
Todas estas vivencias pueden hacernos reflexionar sobre lo poco que disfrutamos de la vida por el estrés y las cosas materiales, y las nuevas tecnologías, sin las que aparentemente no podemos vivir. No es casual que este hombre sea analógico, y siga disfrutado de de hacer fotografías con su cámara e ir a revelarlas o escuchar música en cassette, como se hacia hace pocas décadas. De tal forma que uno de los atractivos del film es que cuenta con una estupenda banda sonora que ha recopilado una magnífica selección de grandes éxitos de los años 70 y 80. Precisamente, de una de esas canciones, de Lou Reed, toma el título la película.
Para: los que quieran ir al cine a relajarse, a ver cine sin estrés.