Segunda película como director de Russell Crowe, tras El maestro del agua, donde demostró su valía como cineasta, con el relato de una epopeya familiar. Ahora vuelve a intentarlo, con menos fortuna, en un film totalmente diferente, de acción y suspense, Poker Face ,donde, como en la anterior, también se ha reservado el papel protagonista dentro de un reparto coral.
Jake Foley, un multimillonario hecho a si mismo, y que le debe al póquer parte de su fortuna, les brinda a sus amigos de infancia la oportunidad de ganar más dinero que nunca en sus vidas en una partida de cartas. Pero para ello deberán revelar secretos que siempre ocultaron. Lo que ignoran es que alguien peligroso quiere tener presencia en esa noche especial.
Con una historia original de Stephen M. Coates, se vislumbra que el interés de Crowe por este relato (en el que también ha intervenido en el guión) se encontraba en que tiene pretensiones de profundizar en el sentido de la vida, y por tanto de la muerte, narrando una historia de amistad, en dos tiempos, pero siendo interesante el planteamiento no llega a cuajar, entre otras razones porque no acaba de convencer cómo resuelve, con cuatro trazos, cómo les ha ido la existencia a esos muchachos cuando se hicieron adultos. Y eso que algunos de ellos han sido interpretados por caras tan famosas como el rapero estadounidense RZA, también productor discográfico y uno de los creadores del grupo de hip hop Wu-Tang Clan. O el pequeño de los Hemsworth, Liam, cuyo papel más popular es su intervención en la magnifica saga juvenil de Los juegos del hambre.
Tampoco son redondas, simplemente entretenidas, las escenas de acción y suspense, que nos vuelven a recordar que “los ricos también lloran”, porque los amigos reunidos para jugar esa partida de póquer crucial se verán involucrados, a su pesar, en un juego de gato y ratón donde ellos tienen más que perder que los atracadores, que aspiran a dar el golpe de su vida llevándose cuadros de grandes maestros y coches de lujo de la mansión del multimillonario.
Merece la pena aclarar que, en contra de lo pudiera parecer por su título, la película no dedica mucho tiempo de su metraje al juego del póquer, es una mera excusa para esa reunión de antiguos amigos a los que la vida ha tratado de forma diferente.
Para: los que quieran seguir la carrera como director de Russell Crowe.