Novena entrega, nada menos, de la franquicia que ha continuado el conflicto de la magnífica película de 1968, El planeta de los simios, protagonizada por Charton Heston, que ha sido la mejor de todas ellas. Lo que lógicamente ha mejorado con el paso de los años es el apartado digamos tecnológico donde la captura de movimiento y los efectos visuales han dado lugar a una fisonomía fantástica de los simios. Este último film se ambienta varias generaciones después del reinado de César, cuando los simios son la especie dominante y los seres humanos viven escondidos. Pero el ascenso al poder de un tiránico líder simio, Próximus, que construye su imperio, da lugar a que un joven chimpancé llamado Noa, perteneciente a clan que ama la cetrería, inicie un periplo vital que definirá el futuro de simios y humanos.
Tras la dirección de las tres últimas películas por parte de Rupert Wyatt y Matt Reeves, ahora toma el testigo Wes Ball, conocido por la saga de El corredor del Laberinto. Este cineasta ha declarado que era un verdadero fan de la película original y que tiene claro por qué agradan estos largometrajes: “la gente se identifica con estos films porque tienen conceptos de ciencia ficción y abordan cuestiones relacionadas con la humanidad”.
Si todas las películas de la saga se inspiraban en la original y contenían elementos cinematográficos de la misma, El reino del planeta de los simios todavía posee más: se dan los mismos conflictos y lanza el mismo mensaje y misma denuncia velada: el hombre es cruel y siempre quiere dominar el planeta.
En ese contexto en el desarrollo de este film, más de aventuras que de ciencia ficción, hay personajes carismáticos como el anciano Raka, que cree en la armonía entre simios y seres humanos mientras que otros, como Proximus, sólo anhelan el poder al precio que sea, incluso esclavizando a otros clanes de su especie. Detrás del coral reparto de simios, que han trabajado con captura de movimiento en sus interpretaciones, encontramos actores como Owen Teague, Kevin Durand, Travis Jeffery o Lydia Peckham. Mientras que la humana que se une a Noa y los suyos y aporta misterio a la trama está encarnada por Freya Allan, y es uno de los dos personajes reales de la película. El resto son una creación generada por ordenador y actores con puntos azules en la cara.
De una factura visual impresionante, este film cuenta con un metraje excesivo (145 minutos), y, como se imaginarán, El reino del planeta de los simios es el comienzo de una nueva trilogía.
Para: los que no se hayan aburrido de esta saga que parece eterna ni de su mensaje ateo-darwiniano