El progresivo deterioro de su abuela debido al Alzheimer, inspiró a la cineasta Natalie Erika James para escribir y dirigir Relic. Un film que ella presenta como un relato sobre el miedo y la angustia provocada por la demencia, pero narrada a través de una historia de terror. De hecho, quizás esa justificación sería lo más interesante de esta película: cómo una enfermedad mental terrible convierte a las personas en sombras de lo que fueron. A lo que hay que unir el duelo que eso provoca en sus seres queridos, que lo perciben sin ninguna cercanía emocional con ellos.
Tras la desaparición inexplicable de la anciana Edna, su hija Kay y su nieta se apresuran a acudir a la aislada casa de campo en la que habita, donde encuentran innumerables pistas de su deterioro mental. Pero, cuando regresa misteriosamente a casa, sin dar ningún tipo de explicación, ambas perciben un comportamiento extraño, mientras comienzan a intuir que puede estar poseída por una presencia malévola.
El debut en un largometraje de la directora australiana demuestra que tiene talento para provocar terror, aunque lo hace recurriendo a elementos habituales del género como una casa aislada, ruidos constantes, una criatura demoniaca o monstruosa y, sobre todo, una atmósfera claustrofóbica que lo envuelva todo. A lo que suma, en esta ocasión, aspectos realmente repugnantes, una banda sonora muy adecuada, firmada por Brian Reitzell, y unos efectos especiales y de maquillaje correctos.
Incómoda en su desarrollo, de principio a fin, la película atrapa por esa lucha de dos mujeres para intentar recuperar a un ser querido, que no parece quiere acercarse a ellas sino poseerlas.
Que la historia captara la atención de la famosa y dúctil actriz londinense Emily Mortimer (recientemente vista en La librería o El regreso de Mary Poppins), que encabeza el reparto, logra que, a priori, no se vea como una producción más de serie B, algo muy habitual en este género, y que se vislumbre que posee una calidad superior a la media que, seamos sinceros, no es especialmente alta, salvando en los últimos años excepciones como las dos primeras entregas de Expediente Warren o La purga. A su lado asombra la actuación de la veterana Robyn Nevin, toda una estrella dramática en Australia.
Para: los que vean sin filtro cualquier película de terror