Veintitrés años antes de que el estadounidense Dennis Lehane publicase, en el año 2003, su novela “Shutter Island”, alrededor de la locura, que sería llevada al cine por el veterano director Martin Scorsese, el escritor español Torcuato Luca de Tena escribía “Los renglones torcidos de Dios”, una de sus grandes novelas, que también fue trasladada al cine, en el año 1983, en México. Hay que agradecer que un joven director español especialmente dotado para el suspense como es Oriol Paulo (El cuerpo, Contratiempo etc…) haya visto el potencial de esa novela y la haya adaptado a la gran pantalla con respeto hacia la obra literaria pero utilizando su talento para darle el ritmo, la ambientación y las interpretaciones adecuadas.
Una misteriosa y bella mujer, Alice, que afirma ser investigadora privada, ingresa en un hospital psiquiátrico simulando sufrir una paranoia. Su objetivo es investigar la muerte de un interno fallecido en extrañas circunstancias. De esta forma se introducirá en un recinto y un mundo desconocido en el que nada es lo que parece y donde se pondrá en duda su propia cordura.
En este film, Barbara Lennie interpreta de forma magistral a la protagonista, pero todo el elenco, incluido secundarios e incluso extras, están espléndidos, debido a que en su libro Torcuato Luca de Tena describió perfectamente a decenas de personas dementes, con todo tipo de patologías de la mente, inspirados en hombres y mujeres reales que conoció, como la propia Alice de este film, cuando se internó voluntariamente 18 días en un manicomio para documentarse, pidiéndole el favor a su amigo, el famoso psiquiatra Juan Antonio Vallejo Nájera, que prologó precisamente su novela.
Los peligros que se ciernen sobre Alice en su encierro están narrados en imágenes con un dosificado suspense, en un enclave tan alucinante como la antigua Fábrica de la Tabacalera en Tarragona, que supone el marco adecuado para dar la siniestra apariencia de los sanatorios mentales de los años 70, donde los derechos de los enfermos quedaban en ocasiones olvidados a expensas de las investigaciones de los galenos de turno, muy preocupados por experimentar con técnicas tan modernas como lesivas para los pacientes.
El título de la película alude a esos seres aparentemente defectuosos sobre los que algunos se cuestionan en la película el motivo que tuvo Dios para crearlos y ponerlos en el mundo. Ni que decir tiene que la mirada de Torcuato Luca de Tena es respetuosa y comprensiva de esos “renglones torcidos”.
Para: los que vean cine español de calidad.