Té negro es del mismo director mauritano, Abderrahmane Sissako, que Timbuktú, nominada al Oscar en 2015 y ganadora de 7 Premios César, incluyendo Mejor Película y Director, que nada tiene que ver argumentalmente con este largometraje puesto que era un drama duro que ponía el dedo en la llaga al denunciar la violencia y la radicalidad del estado islámico.
La protagonista es Aya, una joven que vive en Costa de Marfil, y que espanta a sus familiares cuando dice 'no' en su boda. Para empezar una nueva vida se traslada a China donde consigue trabajo en una tienda de té, regentada por Cai, que le incia en la ceremonia del té de su país.
Sutilidad no es lo mismo que opacidad, y de lo segundo tiene mucho este drama romántico que quiere poéticamente hablar de la multiculturalidad y también del perdón. En este relato se abusa de la utilización de alguna elipsis, lo que hace que en algunos momentos no se entienda la historia, el director parece enamorado de Nina Mélo, que luce un vestuario increíble para encarnar a una dependienta de una tienda de té, y las escenas de la ceremonia del té son tan preciosistas que resultan impostadas.
En resumen, que este drama romántico, muy bello en su puesta en escena y fotografía, aburre más que cautiva.
Para: los que les gusten los filmes pausados.