Philippa Langley, historiadora aficionada, empezó a obsesionarse con la figura del rey Ricardo III cuando leyó un libro que ofrecía una visión muy diferente del rey “usurpador” que había transmitido la conocida obra de Shakespeare. A partir de aquí, y a pesar de las objeciones y burlas de historiadores y académicos, se propuso encontrar la tumba perdida y cambiar la imagen que había transmitido de la actuación de ese rey.
Lo que más sorprende de The Lost King es que los hechos reales narrados ocurrieron hace solo once años y que la protagonista de ellos fue una mujer de la calle, algunos dirían invisible, quien gracias a su tenacidad logró encontrar la tumba de un rey perdido, Ricardo III, y, además, le restituyó en el lugar adecuado en la historia de Reino Unido.
Como ha dicho, Steve Coogan, uno de sus guionistas, The Lost King supone otro relato de “David contra Goliat”, de un individuo frente al Estado con el objetivo de descubrir la verdad. Igualmente deja claro cómo una mentira repetida a lo largo de los siglos se consolidó como auténtica y solo la tenacidad de una mujer fue capaz de cambiar esa falacia de la Historia.
A priori, una historia tan local como la búsqueda de unos restos arqueológicos de un rey inglés por parte de una mujer corriente parecerían una historia sin interés, pero ocurre justamente todo lo contrario y se convierte en un relato que se sigue con muchísima expectación por lo bien que está narrado y también, de alguna forma, porque agrada y emociona que alguien luche por una causa justa, aunque sea histórica. Así mismo, resulta bastante simpático que la intuición y, de alguna manera, la imaginación de esta mujer se traslade a imágenes en las que la protagonista va encontrándose, en diversos lugares de su periplo, con el propio Ricardo III, interpretado por el atractivo actor Harry Lloyd. Este intérprete ha dado con otra de las claves de la película: “La historia de Philippa debería inspirar a la gente a hacer cosas que no creen que sean capaces de lograr”.
Otro aspecto indiscutible de esta comedia dramática, dirigida por el veterano director Stephen Frears (Héroe por accidente y The Queen) es la increíble actuación de la actriz Sally Hawking (nominada al Óscar por La forma del agua) que dota a su personaje de esa vulnerabilidad y, al mismo tiempo, fortaleza, que posee la verdadera Philippa Langley.
Cuenta con una preciosa banda sonora del compositor Alexandre Desplat, ganador de dos Óscar por su trabajo en El gran hotel Budapest (2014) y La forma del agua (2017).
Para: los que les guste el cine británico y las historias originales que, en ocasiones, aborda con calidad.