Tras treinta años de servicio como aviador en la Armada, Pete "Maverick" Mitchell sigue siendo un rebelde, de ahí que no haya ascendido demasiado a pesar de estar considerado uno de los mejores pilotos aéreos. No obstante, debido a su genialidad en vuelo, es seleccionado para encabezar una peligrosa misión junto con un equipo de jóvenes pilotos, entre los cuales se encuentra el Teniente Bradley Bradshaw, distintivo: "Rooster", hijo de Goose, el difunto amigo de Maverick. Los fantasmas del pasado volverán de nuevo debido a que la nueva misión puede conllevar sacrificios y pérdidas.
Con dos años de retraso en su estreno, debido a la pandemia, esta secuela de la icónica película del año 1986, Top Gun, es uno de los largometrajes más esperados del año y las expectativas se cumplen porque, a pesar de ser un blockbuster, se ha cuidado el guión y la forma de filmar las escenas aéreas lo que da como resultado un film muy atractivo.
Ha resultado decisivo en la concepción del film la elección como director de Joseph Kosinski, un profesional cuyo interés por la aviación lo tenía claro desde su infancia puesto que estudió para ser ingeniero aeroespacial. Esto se ha concretado en que las secuencias filmadas en el aire son magníficas, aunque él se encontraba en tierra, porque ideó un sistema de cámaras muy novedoso con el objetivo de capturar perfectamente la experiencia del vuelo desde la cabina. De ahí que me aventure a afirmar que nos encontramos, en esta parcela, ante una de las mejores películas de aviación rodadas hasta el momento. Pero este especial cuidado en esas vistosas secuencias no ha impedido que los tres guionistas de la película (Ehren Kruger, Eric Warren Singer y Christopher McQuarrie) hayan hilado una buena trama emocional con su parte nostálgica, y de homenaje, a la película original que recuerda el enfrentamiento que se producía en ella entre los jóvenes pilotos encarnados por Tom y Val Kilmer que retoman sus papeles de Maverick y Iceman. Precisamente a éste último, actualmente enfermo de cáncer, se le rinde un precioso homenaje en su aparición fugaz.
Porque, como hablamos de una secuela continuista, argumentalmente ahora el duelo interpretativo es entre Maverick y el malhumorado hijo de Goose, interpretado por el actor Miles Teller, protagonista de la minusvalorada pero magnífica película Whiplash. Mientras que la historia de amor, lo más flojo de la película, la vive Maverick con una mujer madura interpretada por Jennifer Connelly, que sustituye a Kelly McGillis.
Para: los que quieran contemplar una buena película de cine de palomitas. Imprescindible para los admiradores de Tom Cruise, genial de forma física a sus 60 años.