No son libros especialmente conocidos para el lector español actual, pero la señora Harris, la heroína de esta amable comedia dramática, fue uno de los grandes éxitos literarios del neoyorkino Paul Gallico (nacido en la ciudad de los rascacielos en el año 1897) porque convirtió a esta optimista y valerosa mujer en la protagonista de una serie de novelas que hicieron las delicias del público estadounidense y británico de los años 60.
La señora Harris es una viuda de la II Guerra Mundial que, para salir adelante, limpia domicilios de la alta clase londinense. Precisamente en uno de esos hogares “se enamora” de un vestido de fiesta de Dior y convierte en el próximo objetivo de su vida ahorrar para adquirir uno y viajar a Paris a la prestigiosa casa de modas.
Muy agradable en su desarrollo, se trata de una especie de cuento de hadas repleto de buenas vibraciones gracias a la bondad de la mujer, con una clara vocación de servicio hacia los demás y con intuición para analizar la naturaleza humana. Pero su contenido también encierra una crítica a los elitistas, desde el momento en que a una empleada destacada de la casa Dior le parece poco apropiado que una limpiadora luzca un modelo exclusivo de Dior, destinado a ser exhibido por clientas con “posibles”, aunque la encantadora Harris haya ahorrado hasta el último centavo para pagarlo en metálico.
Resulta también apropiado en su desarrollo que se habla del encanto que poseen las cosas bien elaboradas, del creativo diseño de los grandes creadores de moda, del trabajo artesanal que conlleva esas prendas que son verdaderas joyas o, simplificando mucho, la historia transmite una simpática reivindicación de la alta costura, de la que viven, como de las empresas de lujo en general, mucha gente humilde.
Dos actrices con carisma como son la británica Lesley Manville y la francesa Isabel Huppert nos convencen de que la vida es bella y de que siempre hay gente dispuesta a ayudar a los demás.
A riesgo de ser tachada de cualquier cosa, por admiradoras del Ministerio de Igualdad, este elegante largometraje sin duda encandilará a un público femenino veterano que acude a las salas de cine con amigas para disfrutar sin sorpresas desagradables. Porque, pese a quien pese, hay géneros y películas que gustan a un público masculino (dígase por ejemplo del bélico) y otros a mujeres (comedia romántica).
Para: aquellas que les guste salir del cine con una sonrisa en la boca. Las que les guste el mundo de la alta costura y admiren el trabajo que conlleva.