Sensible y emotiva película sobre los malos tratos en el hogar, y la posibilidad de empezar de cero.
Realista en el desarrollo de la historia, la protagonista suscita simpatía porque es una luchadora, cuyos sueños se centran en lograr un hogar cálido para sus hijas tras alejarse de su violento marido. Al final, como el tema de las ayudas sociales es complicado, en todas las partes, decide construirse su propia casa ayudada por un grupo de amigos.
Phyllida Lloyd, conocida por el musical ¡Mamma mía!, y también por el biopic La dama de hierro sobre la figura de Margaret Thatcher, cambia de registro y dirige este excelente drama lleno de delicadeza y donde hay miradas que traspasan y expresan mejor una emoción que cualquier palabra. A destacar tanto la interpretación de la protagonista (Claire Dunne) como la de las dos niñas, Ruby Rose O’Hara y Molly McCann
Eso sí, en su contenido hay cierto buenismo en el tratamiento de esos amigos okupas que, sin embargo, ayudan a construir la casa a la protagonista, pero el resto es impecable.
Para: los que les gusten los dramas bien interpretados y conducidos.