Precuela de Charlie y la fábrica de chocolate, cuenta la juventud de Wonka y por qué decidió montar su dulce negocio. Lo conocemos a su llegada a la ciudad donde sueña instalar su local al lado de los chocolateros más famosos del mundo y las dificultades que encontrará para ello, debido a que éstos no quieren la competencia de este joven lleno de ideas y amante del chocolate.

El singular chocolatero Willy Wonka tiene un nuevo rostro, el del actor Timothée Chalamet, que fue seleccionado en un casting, entre otros actores famosos, y donde demostró algo fundamental para este film musical: que sabía cantar y bailar.

Inspirado en el personaje imaginado por Roald Dahl, Wonka es un espectáculo visual fantástico, repleto de color, música, humor  y unas dosis de magia, que incide en que merece la pena luchar por lo que uno desea. De ahí que la frase fundamental de la película la pronuncia la madre de Wonka: “Todo lo bueno en este mundo comenzó con un sueño. Aférrate al tuyo”

El director y también guionista Paul King (director de Paddington) ha cambiado al genial osito y sus fantásticas mermeladas por Wonka, que no concibe la vida sin disfrutar del chocolate. En su contenido hay momentos que recuerda situaciones de dos grandes novelas de Charles Dickens: Oliver Twist y David Copperfield, porque refleja que la pobreza de Wonka le obliga a trabajar en una lavandería inmunda que regenta una  mujer cruel (encarnada maravillosamente por la ganadora de un Oscar de Olivia Colman) y también hay una huérfana de orígenes misteriosos que Wonka se empeña en descubrir. Porque uno de los aspectos destacados de la película es el magnífico reparto encabezado por el multifacético Timothée Chalamet (al que próximamente lveremos en la segunda parte de Dune), bien acompañado, entre otros,  de un graciosísimo Hugh Grant, al que le toca el papel más divertido de la película el de un Oompa Loompa, muy naranja, que protagoniza los momentos mas graciosos de la película. Como Chalamet, el actor británico también interpreta un número musical para partirse de risa.

Si la puesta en escena es cuidadísima,  cuenta con un vestuario genial  y goza de un apartado fotográfico lleno de luz, lo que es magistral en este filme es la parte musical. El compositor Joby Talbot ha sido el responsable de la banda sonora y Neil Hannon, de la banda The Divine Comedy, se ha encargado de escribir las canciones originales de la película, que suenan fantásticas. Además, en algún instante de la película se rinde homenaje a un gran musical, Cantando bajo la lluvia, cuando Chalamet gira alrededor de  un poste, cantando y bailando, mientras explica como buscó recetas e ingredientes alrededor del mundo.

Lo que no viene a cuento en este film es la parodia y como se ridiculiza a un  sacerdote apasionado del chocolate (encarnando por el cómico Rowan Atkinson) lo que ha conducido a que él y unos monjes al cargo de una iglesia, estén compinchados con los malvados por conseguir el preciado manjar.

 

Para: los aficionados a los musicales.