Se nos despachaba el pasado viernes 20 don Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), exgobernador del Banco de España, en el diario que mantiene su total independencia con la mañana, pero no con la globalidad, con un artículo interesante en el que descubre, a su edad y con su experiencia, el Mediterráneo. El descubrimiento le parecía tan revolucionario como para titular el escrito como Un dinero revolucionario y es que lo que de verdad ha descubierto don Miguel Ángel es que la verdad es revolucionaria. Como a su avanzada edad reconocer el error y el sinsentido de su trabajo, al menos el de Gobernador del Banco de España, es duro, no alcanza a llegar a las últimas consecuencias de la verdad que atisba.
¿Qué nos propone MAFO? Pues muy sencillo: monopolizar la función de depositaría del efectivo en manos del público en los bancos centrales. Alega para ello que este es un privilegio que sólo tienen los bancos privados, pero olvida que hasta hace no muchos años (menos de 50) esto se podía hacer en España y que todavía se puede hacer en muchos países, aunque nunca en régimen de monopolio.
Cuentas a la vista, sólo en el Banco de España, propone el exgobernador
La ventaja que le ve es la de que al actuar el banco central como mero depositario no podría prestar los fondos recibidos por lo que la restitución de los mismos no estaría sujeta a los avatares de la morosidad. La segunda ventaja sería que a partir de ahí, al prestar los bancos sólo fondos de sus accionistas y bonistas, se podría desregular el mercado financiero, acabar con la supervisión y liberar al Estado de la pesada losa de responder de las crisis bancarias. Nos gusta la idea. Bienvenido a los umbrales de la Escuela Austriaca de Economía, don Miguel Ángel. Pero sólo a los umbrales, porque no atraviesa la puerta.
¿Y por qué un monopolio público para el servicio de mera custodia de efectivo? ¿Por qué no mejor un sistema de libre competencia? Al fin y al cabo es lo que solicitan los tratadistas de la Escuela Austriaca cuando proponen que los bancos no puedan prestar el dinero que reciben en forma de depósito a la vista, es decir: el coeficiente de reserva del 100%, que es como empezó la banca y que se eliminó desde el poder público para facilitar la expansión crediticia y, muy especialmente, la financiación de la deuda pública.
Antes, MAFO protegía a los bancos, ahora quiere fusilarlos
Al menos desde que Vera Smith leyó su tesis en 1936 sabemos esto. El establecimiento de ese coeficiente de reserva del 100% no es, además, que se esté estudiando en el Banco de Inglaterra, como dice don Miguel Ángel, es que ya se propuso a raíz de la crisis última en el Parlamento inglés en 2010 utilizando como fuente de autoridad los escritos de don Jesús Huerta de Soto, catedrático español que no se merece la Universidad Rey Juan Carlos ni, probablemente, España. De hecho, los tratadistas del establecimiento del coeficiente de reserva del 100% acaban con la disolución del correspondiente banco central y su privilegio: la emisión en régimen de monopolio de la moneda.
El señor Fernández Ordóñez explica por qué quiere el monopolio de depositaría: porque quiere mantener dicho monopolio de emisión de moneda y explica por qué. Porque quiere financiar la deuda pública con dicha emisión. ¡Y le parece que ha descubierto la solución el hiper-mega-sobre-endeudamiento público! Es usted un arbitrista, don Miguel Ángel, de esos que en el siglo XVI y XVII le proponían al Rey de España cómo arreglar de un plumazo los problemas del déficit crónico del Imperio español. Nunca le pensé tan clásico. En cualquier caso tome la solución completa y no me vuelva al tradicional chapucerismo socialdemócrata.
Se le olvidan los detalles en su plan. Unos se derivarían del traspaso de capacidad instalada y personal desde los bancos privados a los centrales, aunque eso a lo mejor le gusta a nuestros grandes bancos que le venderían al BCE esa sobrecapacidad instalada. Imaginen qué solución para el Sabadell-Popular: le coloca las sucursales y empleados al BCE.
Ya saben que SAREB les gustó más que Lindorff porque, como solución política que es, el primero les compró los créditos malos a mejor precio que el segundo, que es solución de mercado. Al menos BBVA y FG mostraron más criterio e independencia negándose a participar en ese banco malo público que por mor de una interpretación más que forzada no computa en los protocolos de déficit excesivo del Estado. Vamos, que le dieron apariencia de privado a lo que no lo es.
Otros detalles derivan del desarrollo tecnológico ligados a su vez, por ejemplo, al de los servicios de pago que vimos la semana pasada en esta misma sección. Los bancos centrales se convertirían en proveedores de servicios de liquidación de pagos en régimen de monopolio.
En cuanto Pablo Iglesias lo entienda, lo mismo se emociona
El detalle más importante por último sería el de la emisión de moneda. Ahora mismo los bancos privados actúan como franquicias del correspondiente banco central y emiten moneda cada vez que dan crédito, público o privado. A partir de la prohibición de captar depósitos a la vista para la banca privada, sólo el banco central emitiría moneda para dar crédito público. El crédito privado siempre tendría un origen sano: el ahorro.
¿Pero cómo conviven estos dos orígenes del crédito, uno bueno y otro malo, sin que todo el dinero en circulación fuera tan malo como es ahora? Por otro lado ¿estaría dispuesta la banca privada a renunciar a la creación de crédito privado de la nada como hace ahora y que tan pingües beneficios y dolores de cabeza le da?
No, don Miguel Ángel, no lo estaría. Como tampoco lo está al coeficiente de reserva completa del depósito a la vista ni la vuelta al patrón oro. En cualquier caso, está bien que ahora que ha dejado de presidir esa patronal bancaria que es el Banco de España se vuelva usted un contrarrevolucionario monetario. ¡Qué peligro!
Y encima, en cuanto logremos que Pablo Iglesias entienda las sugerencias de MAFO, lo mismo se emociona.