Ya se ha hablado mucho, mucho, mucho sobre el pacto, aun por cerrar…no debemos perder la esperanza, entre PSOE y Unidas Podemos. Pero, volvamos al documento de 10 puntos hecho público tras el ‘bombazo’ que dibuja cuáles serán las líneas maestras del Gobierno de coalición.
El último de los puntos es el que habla de impuestos y, aunque no se ofrecen detalles de la futura fiscalidad, -no hace falta porque los conocemos todos, salvo sorpresas y éstas no hay que descartarlas-, a Iglesias no le ha costado nada convencer a Sánchez de que transite por el camino ‘podemita’ y ponga en marcha una reforma fiscal que “aumente la progresividad y la recaudación”. No debemos de olvidar que el programa de Sánchez para el 10-N en cuanto a impuestos estaba sospechosamente vacío, algo que no es habitual en alguien que lleva año y medio gobernando y a quien, por lo tanto, se le supone una política fiscal definida. La tenía, y se la había propuesto a Bruselas, el pasado mes de mayo, pero la ocultó en el programa para estar abierto a pactos de distintos colores.
El programa de Sánchez para el 10-N en cuanto a impuestos estaba sospechosamente vacío
Entonces, y sumando las medidas presentadas en las pasadas elecciones de abril, que se mantienen, y las nuevas de cara al Ejecutivo que se avecina en el que tiene ya un pie el populismo, al que algunos definen como ‘caudillismo amable’, destacan las siguientes, (dedíquenle tiempo porque la lista es larga):
-Subida mínima de dos puntos en los tipos del IRPF para rentas superiores a 130.000 euros y de cuatro puntos para los de más de 300.000 euros.
-En concreto, Podemos propone un incremento del tipo marginal a partir de los 100.000 euros para las rentas del trabajo que pasarían del 45% actual hasta una horquilla del 47% al 55%. Este último tramo afectaría solo a rentas de más de 300.000 euros.
-Subida mínima de cuatro puntos en el IRPF para las rentas del ahorro superiores a 140.000 euros, pasando del 23% al 27%.
-Aplicación de un tipo efectivo mínimo del 15% en el Impuesto de Sociedades para grandes corporaciones, que subiría al 18% en el caso de los bancos y empresas de hidrocarburos.
-Recorte de las deducciones en el Impuesto de Sociedades.
-Aplicar un tipo agravado en el Impuesto de Sociedades a las empresas "contaminantes".
-Incremento de las cotizaciones a través de una nueva subida del salario mínimo interprofesional.
-Aumento de las cotizaciones que pagan los autónomos bajo la excusa de adecuar dicha contribución a sus ingresos reales. El 80% de los autónomos cotiza por la base mínima, de modo que la mayoría pasaría a cotizar más para poder trabajar.
-Destopar las cotizaciones sociales a los sueldos de más de 45.000 euros brutos anuales, lo cual supondría un pago medio de 2.200 euros al año por trabajador, aumentando, además, el coste laboral para, al menos, dos millones de asalariados.
-Aumentar la fiscalidad del diésel con el fin de equiparar su precio al de la gasolina, perjudicando con ello a la mitad de los conductores.
-Armonización fiscal a nivel autonómico, lo cual se traduciría en la reintroducción del Impuesto de Patrimonio en todo el territorio nacional, a partir de un mínimo exento por primera vivienda de 400.000 euros, y en una subida del Impuesto de Sucesiones y Donaciones en las regiones que lo han eliminado o reducido de forma sustancial.
-Elevar el IVA a los alimentos ultraprocesados o ricos en grasas y azúcares.
-Creación de la tasa Google a empresas tecnológicas.
-Creación de la tasa Tobin a transacciones financieras.
-Endurecer el régimen de las Sicav para elevar su tributación.
-Endurecer el régimen de las Socimi (empresas de inversión colectiva en inmuebles en alquiler) para que, entre otras medidas, paguen un tipo del 15% sobre los beneficios no distribuidos.
-Eliminar las ventajas fiscales que disfrutan los planes privados de pensiones, cuyos partícipes rondan los 7,6 millones de personas.
-Limitación de vuelos nacionales y encarecimiento generalizado de los billetes de avión mediante el aumento del IVA, un mayor gravamen al queroseno y la creación de una tasa adicional y específica a este tipo de viajes.
-Creación de un nuevo impuesto a la distribución y venta de plástico de un solo uso, embalaje o de productos de usar y tirar.
-Subida del impuesto de matriculación a todos los vehículos que emitan CO2, frente al umbral mínimo actual de más de 120 g/km, y una nueva elevación del Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica.
-Nuevos aranceles mediante la creación de un "impuesto de carbono" en las fronteras de la UE que se aplicaría a las actividades intensivas en energía, desde el transporte aéreo y marítimo a los sectores industriales más contaminantes procedentes de terceros países.