Los presidentes de Gobierno no son como los ministros. Los ministros, cuando están en serios apuros y contra las cuerdas, presentan su dimisión; los presidentes cuando se ven cercados y entienden que ya no pueden aguantar más lo que hacen es convocar elecciones generales. Así que, lo interesante sería saber cómo de cercado, cuánto de incómodo, se ha sentido esta semana Pedro Sánchez cuando el diario ABC, y algún otro, daba por hecho que plagió su tesis doctoral. El presidente del Gobierno se resistía a difundir su trabajo que lleva por título Innovaciones de la diplomacia económica española: análisis del sector público (2000-2012) pero cambió finalmente de opinión y decidió hacerlo público.
El asunto de la tesis del presidente se ha convertido, de la mano de Albert Rivera, en la gran cuestión política del momento. Rivera jugó con enorme habilidad sus cartas y con el factor sorpresa bajo el brazo, cuando cambió la pregunta que tenía prevista hacer en la sesión de control al Ejecutivo y se interesó por la tesis de Sánchez, con gran enfado del Gobierno y con Pablo Iglesias rasgándose las vestiduras.
Y es que el Ejecutivo de Sánchez no levanta cabeza afectado por un virus cada día que dilapida a marchas forzadas aquella buena impresión que causó cuando nació hace ahora 3 meses. Impresión altamente aceptable entre analistas, medios de comunicación, etc. Incluso, los adversarios políticos tildaban de “buen equipo” el que había formado Pedro Sánchez, personas preparadas de las que cabía esperar gran competencia un buen desempeño profesional. Un desempeño profesional que ya no ejerce Carmen Montón, que ha causado baja al trascender que su trabajo de fin de master era un plagio. Es decir un trabajo de corta y pega que, por cierto, nunca llegó a defender.
En su Panorama Económico los empresarios destacan varios factores que les preocupan. En primer lugar, y “en el ámbito interno”, “el riesgo político en Cataluña y, en segundo lugar, la situación de minoría del actual Ejecutivo”
Pero el problema para este Gobierno no es solo perder su segunda pieza en tres meses, el problema es esta constatación diaria de que se le multiplican los incendios y que actúa con una clamorosa torpeza política y comunicativa a la hora de controlar esos incendios y sobre todo a la hora de sofocarlos. Así que, difícilmente se pueden asentar las bases de la España de 2030 si no puedes asegurar que al menos, los altos mandos, te aguanten hasta el próximo viernes, hasta el próximo Consejo de Ministros.
Cien días lleva Pedro Sánchez en el Palacio de La Moncloa y ya tiene la vista puesta, no en 2020, sino en 2030 "En esta legislatura vamos a sentar las bases de la gran transformación que necesita España. Nuestro horizonte es el 2030". Parece que voluntad no le falta al presidente y prisa por convocar elecciones generales no demuestra, al menos de momento. En el mitin de celebración de los primeros cien días de Gobierno y de “desgobierno”, dicen los malvados, explicó a los militantes socialistas de Oviedo que las dos palabras que resumen su tarea son “justicia social” y, en ese marco, incluyó un anuncio que ya se echaba de menos porque, no ha habido presidente de Gobierno en España que no haya anunciado, a poco de llegar al cargo, un “plan de choque” contra el desempleo juvenil. “Ojala que este sea el bueno”, piensan los sindicatos que abrían semana sentándose en la mesa de diálogo social con la patronal, con el presidente del Gobierno y con la ministra de Educación “para activar el desarrollo y la modernización de la FP en España”, rezaba la nota de prensa remitida tras el encuentro, un encuentro en el que seguramente no se habló del documento muy crítico con la política económica y presupuestaria del Gobierno que ha elaborado la CEOE que por cierto acaba de convocar oficialmente las elecciones a la presidencia para el 21 de noviembre. Se trata de un texto cuyas conclusiones alertan de que está surgiendo “una notable incertidumbre” en los agentes económicos y, por ello, “el sesgo de crecimiento es a la baja”.
En su Panorama Económico los empresarios destacan varios factores que les preocupan extraordinariamente. En primer lugar, y “en el ámbito interno”, “el riesgo político en Cataluña”, porque continua el desafío independentista, un año después de que el anterior Gobierno decidiese intervenir, por primera vez, aplicando el 155. La patronal muestra su preocupación “por la situación de minoría del actual Ejecutivo”. El Gobierno sólo cuenta con 84 diputados, situación que le obliga a “anunciar una política presupuestaria expansiva del gasto”. No solo porque el Ejecutivo quiere incrementar las partidas sociales, sino porque, además, se verá obligado a forzar la máquina si quiere conseguir el respaldo de Podemos para sacar adelante los Presupuestos.
Una “política expansiva del gasto” que por cierto no contempla destinar ni un euro más a favorecer iniciativas que fomenten la transparencia universitaria. Es lo que ocurrió en el Congreso, en pleno estallido del caso Montón, la Mesa del Congreso apoyaba con los votos de PP y PSOE, y el rechazo de Unidos Podemos y Ciudadanos, el primer veto presupuestario del Gobierno de Pedro Sánchez a una proposición de ley de la formación naranja sobre transparencia y autonomía universitaria.
El Ejecutivo dice que la iniciativa, que propone la creación de una nueva Alta Inspección independiente, supondría un incremento de gasto de cinco millones de euros, con afectación directa en el presupuesto vigente.
El Gobierno, bien lo sabía Mariano Rajoy, puede vetar proposiciones de ley alegando que ponen en riesgo la estabilidad presupuestaria. Mucho lo utilizó Rajoy en los últimos años y, de hecho, fue una de las principales críticas que se le hicieron desde la oposición con un escandalizado PSOE a la cabeza que ha tirado del mismo argumento para vetar la tramitación de una ley que no comparte porque pondría en peligro la estabilidad de las cuentas públicas.
La ministra Calviño no decepcionó porque salió a la palestra negando la mayor: "No hay frenazo de la recuperación” dijo para señalar, incluso, que "el crecimiento será sólido"
Unas cuentas de las que habló Nadia Calviño, la discretísima ministra de Economía que reapareció en el Desayuno informativo del Fórum Europa, organizado por Nueva Economía Fórum y que ha sido criticada porque durante los 106 días de Gobierno de Sánchez lleva la mayor parte del tiempo callada. Era interesante comprobar si el Gobierno enfatizaba, profundizaba en su querencia por el eufemismo económico y reincidía en llamar “normalización” a la pérdida de fuelle a la economía española, o si reincidía en anunciar, como hizo Pedro Sánchez en Oviedo, un robustecimiento futuro a pesar de lo que dicen los indicadores. Y la ministra no decepcionó porque salió a la palestra negando la mayor. "No hay frenazo de la recuperación” dijo para señalar, incluso, que "el crecimiento será sólido". Y si no fuera así, revisarlo no supondría ningún drama, añadió. Es verdad que un Ejecutivo frágil, sin mayoría para reaccionar ante cualquier síntoma que suponga un punto de inflexión en el crecimiento, tiene las manos atadas para aplicar medidas económicas pero amenazar con subir impuestos si no se aprueba la senda del déficit, no va a mejorar la situación. Es más, en un contexto en el que la economía española emite señales innegables de desaceleración, fiar el ajuste presupuestario a una subida impositiva, que no garantiza resultados, sería una apuesta bastante arriesgada
Pero este aluvión de acontecimientos, que nos han entretenido, y mucho, a lo largo de la semana, no nos debe hacer olvidar que estamos en el comienzo de un curso muy electoral. Próxima primavera, europeas, municipales y autonómicas. Antes de fin de año andaluzas y… ¿las generales?, habrá que ver lo que acaba haciendo Pedro Sánchez.
Mirando a las elecciones municipales Manuela Carmena ha confirmado que va a repetir como candidata pero en condiciones muy distintas de las que se presentó en el año 2015. Carmena es consciente de que ella misma es el principal activo electoral de la nueva izquierda de Madrid, lo que hasta ahora se ha llamo Ahora Madrid y que bien podría pasarse a llamar Ahora Carmena.
Y si Carmena ha anunciado que se queda, Soraya Sáenz de Santamaría, ha anunciado que se va. Soraya ya es historia en términos políticos. Cuando uno, una, ha tocado poder volver a ser soldado raso apetece poco. Y cuando una ha tenido todo el poder, eso sí, sin alcanzar la gloria, ponerse a las órdenes…. apetece todavía menos. Solo se conoce un caso reciente de líder político que habiendo perdido el poder que tuvo haya perseverado en la porfía hasta acabar por reconquistar el trono. Su nombre es Pedro Sánchez, hoy vive en La Moncloa donde, por cierto, ha pasado su primera Diada.