Pero el caso es que la ruptura de la alianza supone que Juan Luis Cebrián, que creó El País, se va a jubilar dejando a PRISA desguazada. PRISA vuelve a ser El País y la SER, con La editorial Santillana llamada a la venta. El fallecimiento de Jesús Polanco ha supuesto también el fallecimiento de PRISA.
Tiene gracia, porque El País insiste en que la Televisión Digital Terrestre (TDT) está tomada por la derecha. En primer lugar no es verdad pero, en segundo lugar, es el propio diario El País el que ha cedido su televisión al derechista Berlusconi. Todo por una deuda que se le come por los pies. Y se le come porque la soberbia de PRISA le forzó a lanzar una OPA absurda sobre Sogecable, a pesar de que controlaba perfectamente tanto la tele en abierto como de pago.
¿La nueva televisión digital está en manos de la derecha? Mentira. Las grandes cadenas se hacen la progresía, incluida A-3 TV, que no es otra cosa que capitalismo pagano, dirigido por el pagano Silvio González.
O si lo quieren, sí, la TDT es de derechas, pero de derecha atea. Como El País, que también es derechona progre-capitalista, aquélla que dice abajo los curas, arriba las faldas y ahora ya podemos dedicarnos a forrarnos el riñón con el dinero de los demás, claro está, porque lo cierto es que PRISA ha caído porque pensaba que podía endeudarse indefinidamente sin tener que pagar sus deudas.
Al progre-capitalismo, la seña de identidad histórica de la izquierda, es decir, la cuestión social, le importa un bledo: ha convertido su postura en determinismo de las leyes económicas, es decir en la única política económica posible que dijera su mentor, Felipe González, cuando no se le ocurría nada para salir de la crisis económica de los primeros años noventa.
No, la tele en España ha sido asumida por la progresía, sea de izquierdas o de derechas. La única alternativa a la progresía en la televisión española actual -hablo de televisión de alcance nacional y en abierto- es la neonata 13 TV, que no se enorgullece de ser de derechas sino de ser católica.
Volvamos a Berlusconi. Justo cuando su carrera política se hunde, Berlusconi quiere ser más poderoso que nunca: pretende controlar la TV en abierto, y de pago, de toda Europa, quiere ser otro Rupert Murdoch.
Así, insiste en hacerse con Digital a toda costa. Eso sí, Telefónica, propietaria del 22% -el mismo porcentaje de Mediaset- no está dispuesta a ceder a cualquier pecio.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com