La versión oficiosa aporta a la historia los celos de Totoyo ante el brillo profesional de su compañero. Y es cierto: El Confidencial es... el confidencial de Cacho, para toda la peña periodística -y empresarial, y política- madrileña.
Pues mire, no. Ni celos de Totoyo ni discrepancias personales, aunque hubiera algo de lo uno y de lo otro. El Confidencial terminará en los tribunales porque estaba controlado (30/30) en un 60% por ambos ex amigos. Cacho, con toda razón, exige ahora que se valore adecuadamente su paquete pero Totoyo lo sesga a la baja y, además, exige que Jesús no utilice el dinero para crear la competencia. Conclusión: la información cada vez tiene más relevancia en el nuevo Confidencial.
Y todo eso puede ser verdad pero no es toda la verdad. Lo cierto es que Totoyo se ha cargado a Cacho por las presiones de tres personajes a los que no agradaba lo que contaba don Jesús: el presidente de Endesa, Borja Prado, el presidente de ACS, Florentino Pérez y el presidente del Santander, Emilio Botín. Es cierto que este último llevaba ya una temporada en pax romana con Cacho pero ha terminado por ceder a las presiones de un personaje tan peligroso como Prado, empleado en vender España en almoneda a Berlusconi y de Florentino Pérez, hombre perseverante, que cuando muerde una presa no la suelta. Pero para conseguir el vuelco, necesitaban, cuando menos, la aquiescencia de Botín, al menos, su visto bueno. Entre los tres han formado un equipo de conjurados imbatible, mismamente como el Barça de Guardiola.
Ahí tienen la respuesta al enigma de Cacho. Como creo que mucha gente del mundillo, cuando supe la noticia me pregunté cómo era posible que Totoyo dejara escapar, no sólo la estrella del equipo, sino la clave del éxito informativo de El Confidencial. Puede ser celoso -me dije- pero no suicida. Ahora que me lo ha explicado, y me lo ha explicado uno de los conjurados, orgulloso del trozo de pedazo que ha jugado en la defenestración de Cacho. En definitiva, la cosa ha resultado una pésima operación periodística y una espléndida operación financiera. Una operación liberticida que, como tantas otras, no podrá ser demostrada ante un tribunal... pero que es la pura verdad.
Además, ahora se entiende por qué Pedro J. Ramírez, director de El Mundo, se apresuró a ofrecerle a Cacho una columna en El Mundo, a pesar de que el periodista se marchó, harto de las censuras de Pedro José.
¿Por qué cuento todo esto en una ristra de artículos dedicados a festejar el decimoquinto aniversario de Hispanidad.com, decano de la prensa digital española? Pues porque resulta muy ilustrativo acerca de lo que ocurre en el periodismo español, especialmente en los grandes medios, controlados por los poderes económicos y políticos -por ese orden- y esclavizados por lo políticamente correcto.
Empiezan a ser legión los periodistas veteranos que hartos de censura y autocensura -ésta más peligrosa que aquélla- se han marchado a Internet para escribir con un mínimo de libertad. Cuando se marcharon, sus jefes -editores y, ojo, también periodistas- les despreciaron, como despreciaron a los confidenciales de Internet, al que se dirigían como periodismo basura. No sé si basura, pero sí mucho más libres. En el caso de Hispanidad está claro: sólo en Internet he conseguido escribir lo que pienso o, por ejemplo, interpretar la realidad desde una perspectiva católica, algo muy mal visto en los medios tradicionales y entre los señores de la Prensa. Mencionar a Cristo en el periodismo español actual es de muy mal gusto.
Y la conclusión ya saben cuál es: Cacho triunfó en Internet con El Confidencial y los empresarios ofendidos -ofendidísimos por quien, con todos los errores que se quiera, busca la verdad-, estaban deseando acabar con él. Lo han conseguido, por el momento, según es costumbre entre los poderosos, con dinero.
¿Qué es una noticia? Lo que molesta a alguien.
¿Qué es periodismo independiente? Lo que todos comentan en privado pero ningún medio difunde en público.
Y el periodismo independiente, en la España del siglo XXI, sólo existe en Internet. Perdón: en la prensa independiente de Internet, compuesta por microempresas. La prueba: este artículo no sería publicado en ninguno de los grandes diarios de la prensa vegetal. Cualquiera se atreve a ofender a don Borja, don Floro y don Emilio.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com