No sorprenden ni dejan de sorprender, las concentraciones de tantos jóvenes que se dicen "indignados".
¿Cómo no iban a estarlo, si son ellos los más afectados por la política gubernamental actual, pasando del 40% los jóvenes sin trabajo? Tanto despilfarro y tanta corrupción, desde luego tiene que afectar a los jóvenes, los más sensibles ante las injusticias. Hay mucho por lo que protestar: la falta de libertades y "la dictadura de lo políticamente correcto"; la corrupción masiva de gobernantes, aunque haya diferencia; la ausencia de sensibilidad por la vida humana, desde la falta de contundencia con el terrorismo, hasta las leyes antividas del aborto y de la eutanasia que viene (no entiendo que los jóvenes acampados no expresen su solidaridad con las víctimas de ETA y las del aborto, esos de su edad que faltan en sus tiendas porque no les permitieron seguir viviendo); el que a todo se le dé el mismo valor, para devaluar lo que de verdad vale; la falta de transparencia hasta negar la crisis en su momento; las subvenciones a grupos ideológicos extranjeros, habiendo aquí cinco millones de parados.
El que se haya elegido la víspera de las elecciones, hace que muchos se pregunten: ¿Quién hay detrás y por qué? ¿Algunos querrán desviar la atención para que no se reflexione?
Elvira López Rodríguez