Por las mismas, todavía recuerdo, en plena Transición, la propuesta de un firmante de una carta al director, convencido de que la culpa del paro la tenían las mujeres. Si a la mujer trabajadora la envías a casa habría trabajo para todos los varones. ¿No es genial Pues el 15-M lo mismo.
La verdad es que a los españoles de bien no les importa trabajar más con tal de cobrar un salario digno y poder mantener un empleo. Y es verdad que las ganancias de productividad no pueden venir de la explotación del trabajador, pero cinco horas de trabajo diario no es explotar al trabajador: es explotar al empleador.
Esto me recuerda lo que me comentaba un sindicalista ya retirado: los sindicatos (hablaba en tercera persona, aunque no debía) quieren trabajar menos, cobrar más y hacer más huelgas y robar la propiedad ajena (sí, las de los ricos, claro).
La filosofía del 15-M -insisto, profunda filosofía económica- creo que se ha quedado atrás. Para mí que era mejor la petición de aquel sesudo economista (supongo que es un chiste, pero así me lo han contado) para quien la solución a toda crisis económica era muy simple: que se mueran los ricos y las mujeres de los pobres. Y así todo el mundo contento... salvo los ricos y las mujeres de los pobres. Sí, resulta drástico, pero, ¿qué quieren No se puede hacer una tortilla sin romper los huevos. Se conseguiría, además, que los sobrevivientes pudieran invertir en bolsa sus ganancias.
O también podemos establecer el control de mortalidad. Nada de clases pasivas, pensionistas que no producen y en lugar de eso cobran: lo que hay que hacer es matar a todo jubilado que lleve cobrando una pensión más de tres años. Eso sí, muerte dulce e indolora. O eso, u ordenar que los autobuses del Imserso no pasen la ITV.
Y a todo esto, le llamaremos progresismo.
Eulogio López
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