No quisiera ser "gafe" pero pienso que si 2011 fue duro las perspectivas para 2012 son todavía peores.
Se anuncia un año lleno de sacrificios. Pero no olvidemos que a la vez la crisis puede ser una oportunidad para recuperar valores esenciales debilitados durante los años de opulencia, como la solidaridad, la templanza o el valor del esfuerzo.
No obstante, hace falta que esas expectativas se concreten. Por dar un ejemplo se insiste en la importancia de la familia frente a la crisis, pero sigue aumentando el porcentaje de divorcios y de fórmulas de convivencia que rehúyen el compromiso. Se admite que la crisis de la deuda es consecuencia de actitudes egoístas y que no se hubiera producido si las presentes generaciones hubieran tenido en cuenta los derechos de las futuras.
A la vez, sin embargo, se dispara el número de abortos, lo que equivale negar a esas generaciones futuras el elemental derecho a nacer. Seamos coherentes, si para salir de la crisis necesitamos valores, estos los tenemos que promover todos, empanzado por los gobernantes.
Domingo Martínez Madrid