El intento de golpe de Estado del 23-F me aburre soberanamente. Pasados los 28 años, la única pregunta de Juan Español sigue siendo la misma: ¿El Rey lo sabía?

¿Estaba en el ajo? Mi opinión es que no, que el Rey no organizó el golpe de Estado del 23-F, sólo que borboneó como lleva haciendo desde hace varias décadas. Especialidad borbónica es decirle a todo el mundo lo que todo el mundo quiere oír. Seguro que el general Milans del Bosch le dijo algo, el Borbón borboneó, y Milans se fue convencido de que contaba con sus apoyos. Supongo que lo mismo le ocurriría al general Armada, y a otros muchos. El lenguaje equívoco de los Reyes ha dado lugar a episodios mucho peores a lo largo de la historia.

Porque, a la postre, quien se cargó el 23-F fue el teniente coronel Antonio Tejero. Claro, cuando ve que la autoridad militar de la que le habían hablado, era Alfonso Armada, el del tricornio sen niega en redondo: para eso no se había metido él en aquel berenjenal.

En cualquier caso, no cabe duda de que la democracia salió fortalecida tras  el 23-F. Lo que no sé si salió fortalecida es España, porque, 28 años después, como creo haber dicho antes, contemplar a la Vicepresidenta del Congreso y ex ministra de Cultura, Carmen Calvo, hablar de que, al fin, con el aborto libre, las mujeres van a poder ser libres y actuar con responsabilidad, es algo que hace dudar de la validez de un sistema que produce ministras tan frívolas como doña Carmen. Es decir, que matar a tu hijo es un acto libre -seguramente sí- y responsable -seguramente no-.

Compareció ante las cámaras de TV, y estaba risueña, feliz por poder proporcionar a los españoles y a las españolas tan espléndida noticia con el mismo lenguaje equívoco con el que Milans del Bosch y Armada entendieron que contaban con el apoyo regio. Calvo es el arquetipo de cabeza hueca pero homicida, de necedad cruel y de estulticia peligrosa. Se quejan las progres de la violencia de género pero ejercen, con risueña libertad. La violencia mortal y cobarde contra el no nacido, contra el indefenso no nacido que es mucho más débil en comparación con su madre que lo que su madre pueda serlo nunca en relación a su pareja masculina.  Y se enorgullecen de ella.   

No, no es que la democracia sea la causa del aborto. La verdad es que el despendole sexual y la separación entre amor y sexo, se instauró en Occidente durante los podridos años setenta del pasado siglo en dictaduras y democracias. ¿Detuvo el franquismo la provocación sexual? No, ¿o acaso las mujeres estadounidenses que aparecían en las películas de los años cincuenta y sesenta vestían más casquivanas que las españolas? No, ni mucho menos. Dictaduras y democracias decretaron la muerte del inocente y el indefenso con idéntico entusiasmo. Y cuanto mayor era la trivialidad, necedad y frivolidad de personajes como la socialista Carmen Calvo, crecía la masacre.

Eulogio López

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