Tal vez sea el 25 aniversario de la matanza de Tiananmen en China lo que cambie las sensaciones hacia su líder.
Xi Jinping parecía un líder fuerte, pero ha dado claras muestras de debilidad con el despliegue policial y la oleada de represión organizados para impedir la conmemoración de la masacre de 1989.
Otros hechos recientes, como el tono agresivo de su política exterior en los últimos meses, destinada a avivar los peores instintos nacionalistas de la población, o la dura campaña contra los cristianos en las últimas semanas, son más bien indicativos de que el régimen no las tiene todas consigo y de que las aguas en China no corren tan tranquilas como pueda parecer a primera vista.
Josefina Morales de Santiago