La santa Iglesia, firme defensora del Orden Natural y con el Santo Padre a la cabeza, ha condenado en multitud de ocasiones el mal absoluto del aborto y de toda práctica que atente contra la vida humana en su estado embrionario, porque la destrucción de cualquier embrión humano, supone siempre el exterminio de una vida humana única e irrepetible.
En esa misma línea y según hizo público el arzobispado de Barcelona hace unos pocos meses, el cardenal Sistach ha solicitado el final de todo aborto (y evidentemente, de toda práctica que atente contra la moral cristiana) en el hospital de Sant Pau, pero desgraciadamente, no parece que la dirección del hospital esté por la labor de expulsar a los "brillantes" profesionales abortistas y destripa-embriones que, como el Dr. Calaf, allí tienen contratados.
¿Es que no hay acaso en Cataluña, igual que en el resto de España, magníficos especialistas de la medicina que sí defiendan la vida de los no natos?
¡Claro que los hay! Pero desde que en Cataluña se permitiera que la Generalitat y los correspondientes ayuntamientos se viesen representados en las respectivas direcciones de algunos hospitales de la Iglesia (un error que en justicia hemos de recordar que es muy anterior a la llegada del cardenal Sistach a la archidiócesis de Barcelona), la Iglesia se ha visto en minoría en sus propios hospitales, frente a los representantes de los políticos del Sistema, que han podido promocionar impunemente en estos hospitales, a candidatos partidarios del aborto y de otras prácticas anti-cristianas, como es el caso del ya mencionado Dr. Calaf.
Destruir un embrión, significa asesinar impunemente a un ser humano inocente ¿Quién tiene derecho a cometer semejante acto de villanía? En verdad os digo que si ante esto callásemos quienes formamos parte la Iglesia militante… ¡¡con gemidos inenarrables bramarían hasta las piedras!!
Por ello, y a pesar de las agresiones sufridas durante nuestra concentración del mes pasado, este jueves 25 de agosto a las 20.30 de la tarde, nos volveremos concentrar en la la entrada del "Hospital de la Santa Creu y Sant Pau", sita al final de la Avenida de Gaudí, en el cruce de las calles Sant Antoni María Claret número167 y C/ Cartagena.
Tras los parlamentos y a eso de las 21.00h, iniciaremos la procesión y el rezo del Santo Rosario por las víctimas del aborto, que terminará ante la fachada principal de la basílica del Templo expiatorio de la Sagrada Familia.