Ferraz fue un funeral; Génova, una fiesta

‘Espe' votaba literalmente de alegría en el balcón que el PP montó para festejar la victoria global en los comicios locales. Le acompañaba Gallardón, que hasta tenía una lagrimilla de alegría y Rajoy, que aprobado la revalida. Por la mínima, pero ha aprobado. Génova era una fiesta.

Y mientras unos festejaban, otros lloraban. En Ferraz había un ambiente más propio de funeral que de noche electoral. Los datos no acompañaban a pesar de que Rubalcaba los cocinó a fuego lento para que el triunfo del PP se retrasase. Pero los datos estaban ahí. El Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, tenía el 100% escrutado mientras que en Interior sólo había un 40%. Por aquello de consolidar, imaginamos.

El caso es que en medio del funeral socialista, apareció Caldera para afirmar que los votos por correo podían dar la vuelta a la tortilla. Pobriño. No les salvó ni la campana ni el correo. Desde luego, en el PSOE no esperaban una bofetada de este calibre, aunque en el PP sí esperaban un triunfo, más holgado del final. ¿Primarias? Veremos. De momento, sí que podemos decir que Rajoy salva los muebles y que el gran perjudicado es Zapatero.