Los populares ganan en votos por la mínima, tanto en municipales como en autonómicas. Pero en éstas últimas faltan las comunidades históricas, donde el PSOE aventaja al PP. Rajoy salva la Presidencia del PP hasta las Generales. Tras su aplastante victoria en Madrid, Esperanza Aguirre está dispuesta a disputarle a Gallardón la nominación a La Moncloa: no acepta el pacto entre el alcalde de Madrid y Rajoy. ZP empieza a ser cuestionado en el PSOE porque ha dividido a los españoles sin conseguir distanciarse de la derecha. El deterioro del PSOE es paulatino pero constante, lo que plantea un adelanto de las elecciones. Y si Gallardón y Aguirre se pelean por sustituir a Rajoy, De la Vega también pretende apuñalar a ZP. Lo más importante: Navarra puede caer en manos del Tripartito social-nacionalista. Fuerte abstención, a pesar de la crispación política

Los populares dicen que han ganado las elecciones municipales y autonómicas del 27 de mayo. Los socialistas dicen que gobernarán en coalición, allá donde hasta hoy no han gobernado. Por tanto, ambos están muy contentos porque ambos han ganado.

Lo cierto es que la situación política en España, entendiendo estas elecciones como primarias –que es como hay que entenderlas, porque así las han planteado los políticos- habla de un empate técnico entre el PSOE y el PP, aunque es cierto que el partido de Rajoy aventaja en siete décimas al PSOE, un 34,97% frente al 35,68% (con el 98,35% de los votos escrutados). Siguiendo la teoría del PP, gobierna quien obtiene un voto más que el adversario. Ahora bien, si bien es cierto que el PP ha ganado al PSOE en las municipales, los votos de las autonomías exigen una precisión: las comunidades históricas, como Cataluña, Andalucía, Galicia o Euskadi no han celebrado elecciones, y en ellas el PP no logra grandes resultados.

De puertas adentro, el alcalde de Madrid y la presidenta de Madrid, los dos grandes triunfadores del PP, se disputan la sucesión de Rajoy. Aguirre se opone al pacto Rajoy- Gallardón, según el cual el alcalde se convertiría en el número dos de la lista por Madrid al Congreso (o el tres, si se coloca a una mujer de número dos). De esta forma, si Rajoy falla en 2008 (o el 28 de octubre de 2007) Gallardón sería el candidato del PP a la Moncloa. Pues bien, Aguirre afirma que el número dos por Madrid, bien podría ser ella.

Los detalles de la batalla entre Aguirre y Gallardón fueron relatados, por primera vez, en estas páginas. Ahora los comentaristas pro-PSOE, por ejemplo, Ernesto Ekaizer o Enric Sopena, lo repiten, pero omiten –un detalle que brindamos a los comentaristas filo-peperos-, que en el PSOE ocurre exactamente lo mismo. La vicepresidenta primera del Gobierno, doña Teresa Fernández de la Vega, vive obsesionada con la misma idea que doña Esperanza: convertirse en la primera mujer presidenta del Gobierno de España. En cuanto puedan, Aguirre o Gallardón apuñalarán a Rajoy. En cuanto pueda, De la Vega apuñalará a Zapatero. Y el empate técnico supone un buen escenario para los navajazos.

De hecho, muchos socialistas empiezan a hacerse la siguiente reflexión: este señor ha dividido a los españoles como nunca en toda la etapa democrática, ha vuelto del revés la constitución, ha jugado con fuego… y no ha logrado aislar al PP, que encima le adelanta en votos. ¿Realmente merece la pena tamaño radicalismo para tan escaso fruto?

Lo más importante: el PP puede perder Navarra, a manos de un nuevo Tripartito ZP, de tinte social-nacionalista: PSN unido a Nafarroa Bai (coalición de nacionalistas) y a los comunistas de Izquierda Unida. Eso no llevará de forma inmediata a una integración de Navarra en Euskadi, porque los socialistas han negado que esa sea su intención. Lo es, pero resulta demasiado fuerte ejecutarlo de la noche a la mañana. Lo harán paulatinamente, a lo largo de la legislatura, con la creación de órganos conjuntos vasco-navarros. Será una nueva cesión ante ETA a cambio de la pacificación de Euskadi. La segunda cesión de ZP ante los terroristas, pues la primera consiste en que los proetarras, gracias a la Fiscalía General del Estado que controla ZP, vuelven a las instituciones vascas. En resumen, la negociación con ETA puede continuar.

Si nos alejamos de esquemas partidistas, del quién ha ganado, lo más importante de las elecciones municipales y autonómicas del 27 de mayo es la abstención. A pesar de la crispación de la intensidad de la campaña, y del alineamiento de los medios informativos con el PSOE –la mayoría- o con el PP –menos, pero con idéntica intensidad- a los españoles parecen tan hartos de los políticos como los votantes de todo Occidente: así, la abstención ha superado la de 2003: un 32,3%. Pero eso a los políticos les importa muy poco. Incluso les gusta: les exige menos esfuerzo, sobre todo menos coherencia.