A los 5 años y unos meses de dedicación exclusiva del Papa a todos los hombres a través de la Iglesia, me parece conveniente la siguiente reflexión.
En estos momentos no hay ambigüedad ni ocultamiento. La Iglesia ha respondido y sigue respondiendo, como no lo ha hecho ninguna institución hasta ahora. Y lo ha hecho de la mano de un hombre entregado al servicio de la Iglesia de un modo clarividente y generoso: el Papa Benedicto, a quien le debemos, entre otras muchas cosas, disposiciones ejemplares encaminadas a prevenir y corregir abusos de diverso tipo que se han dado en el seno de la Iglesia.
Hay que alzar la voz para seguir su estela y continuar señalándolos con firmeza, pero hay que alzarla también para denunciar a quienes, con acusaciones insidiosas, aprovechan la coyuntura para difamarle, y por extensión, difamar también directamente a la Iglesia entera y indirectamente a todos los católicos coherentes.
Suso do Madrid