Sr. Director:

Hace ya tiempo iba por la calle hacia mi casa y vi una escena que difícilmente olvidaré. Una señora empujaba un carrito de bebé. La criatura del carro lloraba a gusto y por lo visto debía de llevar rato. De repente la supuesta madre le arreó un tortazo al hijo acompañado de un ‘¡joder, hijo, qué harta estoy de ti!'. Yo me quedé petrificada. El niño era tan chiquitín... Vi cómo la pareja desaparecía en la primera esquina.

¿Cómo era posible que una madre fuera capaz de pegar a su niño? Sin duda esta mujer no debía estar psíquicamente equilibrada. ¿Qué más agresiones sería capaz de hacerle? Yo no había hecho nada. No quise implicarme.

Pensé que es lo que nos pasa a todos cuando evitamos, por ejemplo, pronunciarnos contra el aborto por si nos meten en el saco de los "intolerantes". Es súper típica la frase de: ‘yo no lo haría pero dejo libertad'. Y las que realmente sufren son esas mujeres -en algunos casos niñas- que se encuentran en la situación de ser madres sin quererlo. No esperaban un hijo, pero ahí está y es un problema angustioso. No debería haber pasado.

Entonces les hacen creer que la mejor solución es el aborto. Pero por mucho que pretendan silenciarlo cada vez se ve más claro que es imposible borrar las secuelas psicológicas de una madre que mata a su propio hijo.

Así, lo que plantean como un derecho de la madre, se convierte en la huella negra de la muerte provocada desde el momento en que esta decide interrumpir voluntariamente su embarazo. Se pretendía solucionar un problema y lo que hacemos es pringarla todavía más. Lo que necesitamos las mujeres en esos momentos tan duros es tener el apoyo familiar, la comprensión de la sociedad, el aliento del médico y las ayudas efectivas del gobierno. No queremos vernos obligadas a cometer un asesinato. Pero ya se ve que esta política social no interesa a los principales partidos políticos.

Sé de primera mano que el día en que una mujer angustiada da a luz y mira los ojos de su niño comprende que todos los esfuerzos han valido la pena. No habrá secuelas psicológicas negativas porque se ha hecho lo posible por salvar su vida. Tengo el testimonio de Reme. Era muy joven, estaba estudiando en el instituto y se encontró con el problema. Ella tuvo un gran apoyo familiar. ¡Su madre es una valiente! Reme también, pero no habría podido hacerlo sola. Es la mamá más joven que conozco, y lo está haciendo de miedo.

Yo finalmente he decidido mojarme. Quiero salvar vidas de niños inocentes. Y quiero salvar la vida de tantas mujeres que se convierten en víctimas porque los demás no hemos sido capaces de apoyarlas. Por eso estoy en el Partido Familia y Vida. Pienso que esta vez voy a apostar por la verdadera tolerancia. ¡Es preciso ayudar a las madres también desde la política!

Belén Martí Sanchís
Candidata al Congreso por Alicante
Partido Familia y Vida