Son palabras del eurodiputado británico -Partido Conservador- Daniel Hannan, encargado de llevar adelante la entente con Alternativa Española (AES) cara a las próximas elecciones europeas, encargado, en suma, por David Cameron para pedir el voto para la formación de Rafael López Diéguez en las elecciones parlamentarias del próximo domingo siete de junio.
Y me parecen interesantes. En efecto, la Unión Europea adolece de un déficit democrático. Sólo tres países ha tenido la cortesía de someter el Tratado Constitucional a referéndum y dos han dicho que no (Holanda y Francia) frente al sí español. Cuando se consultó al pueblo sobre el euro también resultó un desastre mientras los irlandeses se plantaron ante el remedio de Tratado Constitucional que es el Tratado de Lisboa.
Europa se está haciendo al margen del pueblo y cuando al pueblo se le consultó dice no. Y, lo que es peor, Europa adolece de la falta de pluralismo y democracia. Los democristianos del PPE -que ya no quiere llamarse así- y el grupo socialista se parecen tanto que todo el mundo vota con la sensación de que no va a cambiar nada, de que la política no va a influir en sus vidas salvo para reclamarle impuestos con los que financiará... a la clase política. De ahí la abstención y el divorcio entre pueblo y dirigentes.En España, el país más europeísta de todos, la fuerza electoral más notable es la cristofobia. No se vota a favor de alguien o de algo sino en contra, especialmente de la Iglesia.
En definitiva, lo más preocupante -con serlo- de la Unión Europea no consiste en un continente sin pedigrí democrático sino en unas instituciones que presuntamente representan a la ciudadanía y que, sin embargo, no tienen representación cristiana, es decir, poco original, porque el origen de Europa es Roma.
Una UE que, además, está controlada por dos partidos que son dos caras de una misma moneda, donde, además, al revés que ocurre en Estados Unidos, existe disciplina de voto.
Por todo ello votaré a Alternativa Española (AES) el próximo 7 de junio. Además, tiene cierta gracia que se pueda romper el bipartidismo con la presencia de un diputado, al menos uno, que cree en los valores no negociables de Benedicto XVI -en suma, un eurodiputado católico-, gracias, curiosamente a un partido como el Conservador, que no es católico, y con historia anti-romana. Sí me hace ilusión.
Eulogio López
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