A ZP tendrá que echarle de Moncloa la Benemérita Creo que va a ganar el PSOE, e incluso sospecho que de calle. Creo que Zapatero va a repetir, dado el asfixiante control que posee sobre el universo mediático y público en un país abotargado y progre, es decir, triste y abúlico. Dice que quiere tensión, pero su mejor aliado es la abulia. Ahora bien, como soy el peor profeta político que haya podido existir, si por un casual se produjera el vuelco -recordemos el vuelco del 11-M, que tanto favoreció a ZP- y el PP se impusiera, va a haber que llamar a la Guardia Civil para echar de la Moncloa al hombre del diálogo y el talante.

Vamos con el debate del lunes en sí. Lo primero, ZP habla más alto y vocaliza mejor. Dado que tenía como aliado al moderador Manuel Campo Vidal -no, no era candidato, aunque su afán de protagonismo lo semejara-, se dedicó a interrumpir a Mariano Rajoy sin que este le respondiera con la misma moneda sólo al final del debate. Y es que ZP, con su imagen de Bambi es un personaje desconocido: en rencor sinistro -jamás olvida una afrenta- además de un mentiroso que se cree sus propios embustes, el gobernante que ha resucitado la dos Españas y  que acusa al contrario de crispar le ambiente.

Enfrente tenía a un Rajoy que es un frívolo acomplejado, que no le respondió ni a la eutanasia de Leganés (podía haber recordado que dos de los tres jueces que declararon inocente al doctor Montes habían firmado el manifiesto pro-eutanasia), ni al gaymonio ni a la masacre de células embrionarias, precisamente cuando los últimos avances científicos en Japón ya han criticado que las células madre adultas tienen las mismas propiedades que las embrionarias. A todo esto, Rajoy acomplejado, Rajoy calladito.

Y encima es vago. Frente a un ZP que muerde con tal de mantenerse en la poltrona, el gallego parecía estar deseando terminar para fumarse un puro. Tonto no es, y más culto y preparado que ZP, pero menos luchador, más perezoso.

Un ejemplo resulta definitivo: hay un momento, que, con un rostro pétreo, sólo asequible a mentalidades progresistas, ZP enseña un gráfico sobre el precio de la vivienda en que el aparece una línea ascendente, casualmente azul, y otra descendente, casualmente roja. ZP, aplicado alumno de econometría, explicó que el precio más alto ocurrió con el PP, y que con el PSOE comenzó a bajar. Enfrente tenía a un gallego indolente, que, en lugar de preguntarle: "¿Quiere usted decir que ahora los pisos valen menos que cuando estaba Aznar en el Gobierno?" (Sí, eso es lo que ZP quería decir, con eso engañó a la gente). Rajoy guardó un estruendoso silencio.

En definitiva, Mariano es un centro reformista, un personaje demasiado frívolo para defender principios, aunque sean impopulares, y demasiado vago para pensar más de lo estrictamente necesario. Frente a él, tenía un personaje siniestro, que con tal de mantenerse en la poltrona es capaz de matar. Un resentido que vive del pasado y de los  tópicos (izquierda-derecha, conservadores-progresitas), tremendamente ignorante pero muy convencido de sus propios tópicos, un insensato sin límite, al que cualquier barbaridad es positiva si le hace ganar un punto de popularidad aunque sea efímera y, sobre todo, si fomenta el odio contra el adversario, tarea en la que es un verdadero especialista. Precisamente por eso dice que la oposición es la que crispa: dime de qué acusas y te diré de qué adoleces.

Con esos mimbres, el ganador no podría ser otro que ZP.   

Eulogio López

Candidato por Familia y Vida al Congreso de los Diputados