Sr. Director:
Claro que humanamente no hay posibilidad de que el panorama político mejore respecto a los principios no negociables mientras que muchos de los que dicen defenderlo a la hora de la verdad se dejan dominar por el miedo.
La prueba del algodón está sobre todo en el asunto del aborto. En este asunto el PP, me refiero sobre todo a sus dirigentes, se ha movido siempre en la tibieza y la hipocresía. Los del PP en las Comunidades Autónomas en las que gobiernan siguen repartiendo preservativos con entusiasmo en las aulas promoviendo esa falsedad del "sexo seguro".En estas comunidades también van subiendo el número de abortos practicados año tras año. La verdad es que cada vez entiendo menos el panorama, que es desolador, pero en gran parte por nuestra cobardía: hay católicos que no solo votan al PP con la nariz tapada, sino con entusiasmo.
De todas formas no entiendo por qué una persona ha de votar nunca con la nariz tapada. Yo nunca lo he hecho, o sea que nunca he votado al PP, siempre he votado a quien defiende los principios en los que creo, y si no los había no he votado a nadie. No tengo por qué asfixiarme con el mal olor y la podredumbre. Y una vez hecho el poco bien posible, sí, testimonial, poco práctico, ¿y qué?, lo dejo en manos de Dios y procuro seguir haciendo el bien que puedo.
A mí, ni a nadie nos pide Dios que salvemos el mundo, y mucho menos que colaboremos a que lo corrompamos, ¡ah! eso sí, pero un poquito menos que los otros. No, el mal, por pequeño que sea nunca hay que hacerlo. Confiemos en la providencia misericordiosa de Dios. Y nosotros hagamos el bien que podamos, por poco que pueda parecer. Si nuestro cristianismo no es martirial, no sirve absolutamente para nada. Cierto que son pocos los partidos que aceptan estos principios no negociables. Ahora han firmado cuatro, pero me consta que lo podría firmar alguno más (por ej. Fe de las Jons y Falange Auténtica).
Cierto que hay que luchar por coaligarse aunque sea sólo en la defensa de estos principios no negociables: hay tarea, ¡pues adelante! Lo que no cabe es regalar votos católicos a aquellos que van a utilizarlos para hacer con ellos lo que les de la gana, incluso contra los propios principios de quien se los regala y no perderá el tiempo ni en darles las gracias.
Votemos el bien y confiemos más en Dios. Esto es un verdadero lío, pero Él sabe perfectamente como se saldrá de todo esto. Aunque tardemos mucho tiempo. Dios nunca tiene prisa, es eterno.
Carlos Mauricio Castelló Escrig
carlos121mauricio@hotmail.com