Lo ha retransmitido el Hola en riguroso diferido y, como el estilo no sólo es el hombre, sino también las instituciones, la revista rosa que todo hombre de empresa debe leer, culmina su doble reportaje con la siguiente nota: Hay que destacar que los novios no sólo quisieron celebrar la gran fiesta de su boda con sus amigos, sino que, a través de nuestra revista, hicieron que tuviera un fin benéfico. Todo ello, bajo un fantástico titular que hablaba de la Gran repercusión de la boda de Jaime Polanco y Fiona Ferrer. ¡Desde luego que ha tenido repercusión!
Las ausencias destacadas de personajes de la empresa, la política o la cultura fue llamativa, pero no tan flagrante como la de los números uno del propio Grupo Prisa. Al parecer, una cosa es la familia y otra la vulgaridad.
Eso sí, el personaje político más curioso que acudió al felicísimo enlace fue José María Aznar Botella, hijo primogénito del ex presidente del Gobierno, a quien desde el grupo PRISA (El País, la Ser y Cuatro) se ha masacrado durante su etapa en Moncloa y más allá. Aznar Botella, como su cuñado, Alejandro Agag, es un personaje de lo más tolerante. Sólo faltaban los Príncipes de España, que no hubieran desentonado nada.
Vanidad de vanidades y todo es vanidad que dijo el profeta. Algunos exégetas siempre hemos sospechado que lo que el profeta pensaba decir realmente, era algo bien distinto: Vanidad de vanidades, ¡puta vanidad!, señor Polanco. Pero se contuvo a tiempo, porque los profetas eran, y son, gente seria, no como nosotros, los exégetas.
Pero el bodorrio de Jaime Polanco resulta perfectamente justificable porque lo hicieron, a beneficio de los huérfanos, los huérfanos, y de los pobres de la capital. Y claro, eso es muy distinto. Vamos que el Hola pagó a los Polanco y los Polanco, en lugar de pagar su deuda, lo han entregado para fines humanitarios. Lo más probable es que los euros del Hola vayan a financiar a Mujeres sobre las olas, o algo parecido.
¡Dios nos libre de los filántropos!
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com