Por eso, como defensa ‘financiera', está dejando hacer al lobby gay que manda ahora en PRISA

Contábamos en nuestra anterior edición que el magnate mexicano Carlos Slim, el gran competidor de Telefónica, no quiere la plataforma de TV de pago Digital que le ofrece Juan Luis Cebrián, pero que sí estarían dispuestos a adquirir todo el grupo PRISA-Sogecable. De ahí ha surgido una verdadera conspiración a tres bandas, entre Janli Cebrián, el ex-presidente del Gobierno Felipe González y su asesorado Calos Slim. Un verdadero multimedia para la Internacional Socialista en el área hispanohablante.

Sin embargo, Cebrián teme a la influencia de los "católicos de Slim", que ya se sabe que el 90% de los mexicanos son católicos pero el 110% se dicen guadalupanos. No es que el segundo hombre más rico del mundo sea muy pío pero tampoco posee la rabia anticlerical que define a PRISA mejor que ninguna otro aspecto. Y Janli no quiere contrapesos ideológicos pro-cristianos. Por eso, como lo que se vislumbra en el horizonte es una especie de entente transoceánico, donde Cebrián busca quedarse como primer ejecutivo, con los Polanco y Pancho Pérez convertidos en rentistas, Cebrián ha ordenado al lobby homosexual que controla PRISA, capitaneado por el director de El País, Javier Moreno, que acentúe sus perfiles cristófobos.

Lo que no es tarea fácil, pero se intentará.