La juez Alaya, que investiga el presunto fraude de los ERES falsos en Andalucía, ha destapado un entramado de corrupción y de clientelismo en la Junta de Andalucía que puede certificar el modo de proceder de un Gobierno que ha convertido la administración regional en una suerte de prolongación del partido socialista, que repartía el dinero público, dinero que no es de nadie según una ilustre ministra andaluza, según sus particulares necesidades.
Alfonso Guerra ha entrado con su estilo y afirma que existen vínculos estrechos entre la magistrada y el PP de Andalucía. Si Guerra tiene algún indicio de que Alaya no es suficientemente imparcial debería de recurrir a los tribunales. Según Guerra, Alaya trabaja para el PP, Rajoy es un vago y la derecha viene a quitarle el pan a los descamisados. Sin duda estas palabras suenan a pronunciadas por un desesperado, no hay que darlas más importancia, pero son intolerables.
Xus D Madrid