Esplendida intervención del cardenal Ruini sobre las próximas elecciones italianas: la Iglesia no está con ningún partido, sólo con la defensa de la vida y la familia. Y es cierto : desde que la derecha se ha vuelto progresista y atenta contra la vida y la familia con similar entusiasmo a la izquierda progre, la Iglesia tiene claro que no debe estar con formación alguna, ni tan siquiera en sus proximidades.
Ahora bien, recogiendo las palabras de Benedicto XVI, Ruini recuerda que no alinearse con ningún partido no significa callar ante principios inviolables, que no son cristianos, ni de mera ley natural. Y viene a resumir esos principios en dos: familia y vida (que sólo por casualidad es el nombre de un partido político español. Pero sólo por casualidad, que conste).
Bromas aparte, lo que el cardenal quiere decir es lo mismo que la Iglesia lleva recordando desde Juan Pablo II: si existe una ideología política católica esa es la del respeto sagrado a la persona humana, y en los tiempos actuales ese principio se concreta en dos cuestiones: la defensa del ser humano desde su concepción y la defensa del familia natural, formada por un hombre y una mujer y abierta a la vida. Ni el divorcio express ni el matrimonio gay pueden ser defendidos ni aceptados por un político católico. De esos dos conceptos, familia y vida, puede surgir toda una ideología, aunque eso sí, siempre que sean intocables, sagrados. El resto de temas puede ser de lo más opinable, incluido el debate nacionalista, pero esos dos, ni tocarlos. Y la obligación de cumplirlos para un político católico también alcanza a los votantes católicos, que no pueden dar su respaldo a un partido que admite, por ejemplo, el aborto o la manipulación de embriones. Quien hable de confusión es que pretende seguir confundido.
El alcance de las palabras de Ruini, que, insisto, no hace otra cosa que seguir a Benedicto XVI, y antes a Juan Pablo II, y al Catecismo de la Iglesia católica, permite muchas conclusiones. Por ejemplo : ¿qué pinta el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, repartiendo píldoras postcoitales entre niñas y adolescentes y al mismo tiempo acudiendo a recibir la comunión de manos de monseñor Rouco durante la pasada festividad de la Almudena. Ya saben: la coherencia es el martirio del siglo XXI:
La Agencia Zenit ha enviado una crónica con las palabras de Ruini, que dejan muy claro el controvertido asunto de la participación de los católicos en la vida pública. Nadie puede alegar desconocimiento.