El barómetro del CIS del mes de mayo ha preguntado a los españoles sobre cuestiones relacionadas con la seguridad. Dentro del cuestionario se ha pedido la opinión sobre determinadas acciones y el temor que producen (pregunta 25).
Es llamativo que sólo al 40% de los españoles les cause mucho o bastante temor la experimentación con embriones humanos. Para un 46% no hay ningún temor o muy poco, mientras que un 11% no contesta a la pregunta. Es llamativo que en comparación con otras situaciones, la experimentación con embriones es la que menos atemoriza, mientras que el 64% tiene miedo ante la construcción de nuevas centrales nucleares, el 72% por el calentamiento global y el 60% por los alimentos modificados genéticamente.
Se entiende de la lectura de estos datos que la vida humana, como es pequeña en sus inicios de la gestación, puede ser utilizada como cobaya sin ningún tipo de temor. Y es que claro, no es con la vida de uno con la que se está experimentando, sino con la de personas más pequeñas, que además no se pueden quejar. Quizás se vuelva a dar el día, no se sabe cuándo en qué otros grupos de personas no se consideren dignos de ser considerados como tales y se podrá experimentar con ellos sin ningún tipo de temor. Eso mismo hicieron los nazis con los judíos y ahora nos escandalizamos. Pero es que claro, es mejor poder experimentar con embriones -ya personas-, que son idénticos en constitución genética que los hombres ya nacidos -también personas, por eso es más sencillo-, que hacerlo sobre ratas u otro tipo de animales, pues así te evitas pruebas y más pruebas.
Lo que realmente le atemoriza a uno es que a la gente no le atemorice experimentar con otras personas.
Juan María Piñero
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