Algún insigne progresista ha colocado un cartel horteramente progresista en los pasillos de la Fundación Jiménez Díaz, el hospital que los madrileños conocen como Clínica de la Concepción: "Mujer, dona tus óvulos. Ayudarás a otra mujer a ser madre".

Madre de tus hijos, se entiende.

Hasta ahora, la factura de los desaprensivos de la clínica de fertilidad -o de las secciones de FIV de los hospitales normales, que casi todos tienen- consistía en ofrecer por los campus 1.000 euros por óvulo a universitarias descerebradas. Así, a los pocos años, las ya licenciadas, plan Bolonia.

Caso Argentina, pueden pasear por la calle, ver a un niño y exclamar: "¡Mira, ese bebé tan mono se parece a mí. A ver si va a ser mío!".

Al parecer nos hemos olvidado de que somos una raza, la raza humana que, con todos sus defectos, sigue siendo la única especie pensante sobre el planeta. Especie sexuada, además, que quiere decir que todos somos hijos de alguien y engendrados por alguien. Eso no casa muy bien con las fecundaciones artificiales, especialmente las de donante anónimo, que están disparando el número de huérfanos biológicos, un fenómeno que podríamos definir como una inquietante catástrofe.

Mientras, en los medios argentinos, leo la campaña sobre niños desaparecidos, robados por la dictadura militar a sus padres. Una campaña que se inicia con un: "Si quieres saber quién eres...". Bueno, pues sin falta de dictadura, en España habrá cada día más niños que querrán saber quiénes son: los huérfanos biológicos.

Cito a la Jiménez Díaz (en la imagen) porque uno de los cartelitos de marras, de esta muy seria institución, en manos de la multinacional CAPIO Sanidad, una de las aspirantes a gestionar hospitales públicos. Parece mentira que se dedique a fomentar esta barbaridad. Curiosamente, uno de los carteles tapa a otro sobre un seminario de bioética. Es lógico: la donación de óvulos y la ética no resultan ligeramente incompatibles.

Por cierto, ¿hablamos de donación o de prestación Porque si CAPIO paga por esos óvulos estaría comerciando con material humano como si fuera materia, algo que atenta contra el Convenio de Oviedo. Pero me da lo mismo: donar óvulos gratis o hacerlo mediante pago me parece igualmente repugnante.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com