Sr. Director:

Cuando la sociedad se lleva las manos a la cabeza porque a niños de hasta seis, siete y ocho meses de gestación han sido triturados en clínica abortista de Barcelona  y echados al desagüe para que no quede señal; mientras una clínica madrileña (la Isadora) ha sido intervenida por hallar la Guardia Civil cadáveres de fetos grandes (niños en gestación) junto a contenedores de basura; mientras varios abortorios de Madrid y de Barcelona son cerrados e investigados por la justicia por supuesto incumplimiento de la ley, a mí me llama la atención que el ministro de Sanidad haya salido en televisión junto a personal de clínicas abortivas.

¿Se respetan aquí los derechos humanos? El aborto, en cualquiera de las fases de evolución del embrión o feto, es un grave atentado contra ellos. ¿Quién podrá  decir, contra el sentido común, la  ciencia y la evidencia,  que un feto no es humano?

Yo, que soy madre, supe, desde el principio y en cada uno de mis embarazos,  que era un niño lo que se movía dentro de mí, y me emocioné al escuchar los latidos de su pequeño corazón.  Por nada del mundo le hubiera hecho daño. Si al impulso del aborto por la autoridad política, sigue la aceptación del crimen del aborto por la sociedad, es que nos movemos en un ambiente de corrupción tal, que hemos perdido el buen gusto y el olfato. No, yo no pienso votar a quienes sean tolerantes con el aborto. Se mata con cuchillos…, con firmas, con votos.

Quiero que mis manos estén limpias delante de Dios y ante los hombres. No es razonable este dicho de las abortistas: "nosotros parimos, nostras decidimos". El hijo nace de la madre pero no es la madre ni una cosa de su propiedad, ni antes ni después del nacimiento. La madre tiene una obligación: velar por la salud de su hijo  antes de que  nazca,  y por su salud y educación, después. Si no tiene entrañas, que no  engendre, y, si por la circunstancia que fuere, una mujer se encuentra   con un embarazo inesperado, que lo dé en adopción.  Hablo como madre y mujer que soy.

Parece mentira que tenga que ser la sociedad civil quien se encargue de defender la vida (Centro Tomás Moro, Hazteoir.org, Foro de la Familia, Asociaciones pro-vida, etc.), mientras el poder político parece que se encoge de hombros o mira hacia otro lado o apoya o arropa a los que "supuestamente", o quizá no tan supuestamente, han delinquido.

Keka Lorenzo

lorenaske@gmail.com