El hasta ahora vicepresidente, director general y consejero delegado de Deutsche Bank, Juan Carlos Garay, se despidió de sus antiguos colaboradores el pasado 11 de febrero. Su nuevo cargo como presidente no ejecutivo del banco germano en España le hará estar mucho más lejos de los que hasta ahora han participado, codo con codo con él, en la dirección del proyecto de construir "el mayor banco extranjero en España", con un beneficio recurrente de 100 millones de euros anuales.

Su nombramiento como presidente ya estaba previsto desde que hace cuatro años la fusión del Deutsche y el Dresdner fracasará. Hasta entonces Garay había sido responsable de la banca comercial de Deutsche en toda Europa, excepto Alemania. El responsable del mercado alemán era Hertbert Walter. Ambos formaban el Group Executive Committee (GEC), que reportaba directamente al Consejo de Administración.

Tras la fusión frustrada, Garay aprovechó para pedir al "Vorstand" (dirección alemana) concentrarse en el mercado español y pasar a la Presidencia en cuatro años. El ejecutivo español quería dejar de "vivir en los aeropuertos", desarrollar las oportunidades de negocio españolas y atender mejor a su familia. Y así fue cómo Juan Carlos Garay abandonó sus compromisos internacionales, asumiendo Walter la responsabilidad ejecutiva total sobre el mercado europeo. 

Hoy, Herbert Walter trabaja para el Dresdner, un banco que ha vuelto a resucitar los proyectos de fusión con el Deutsche hace pocos meses. Y pasados cuatro años, el acuerdo entre "Vorstand" y Garay se cumple y el Deutsche emprende la búsqueda de un consejero delegado, que sustituya a Garay, por una cuantía razonable. Un proceso que Garay espera culminar con éxito en los próximos meses. 

Entre los aspirantes al cargo se encuentra Fernando Abril-Martorell, ex consejero delegado de Telefónica defenestrado por César Alierta. Un financiero que llegó a la teleoperadora desde la sajona Morgan Stanley. En las quinielas también aparece el actual consejero del Banco de Sabadell, Juan María Nin, quien fuera director general de Banca de Empresas del Santander Central Hispano.

Ángel Corcóstegui también se encuentra en conversaciones, aunque las indemnizaciones millonarias cobradas por el "Corcos" de 108 millones de euros incluían la obligatoriedad de permanecer en barbecho en el sector financiero durante diez años. Además, tanto Ángel Corcóstegui, como José María Amusátegui y Emilio Botín deberán afrontar el juicio que instruye la jueza Teresa Palacios en la Audiencia Nacional. La acusación entiende que las jubilaciones multimillonarias supusieron una merma injustificada en el patrimonio de los accionistas, cuya única voluntad era cerrar la lucha de poder vivida en el SCH tras la fusión entre los azules (Central-Hispano) y los "rojos" (Santander). O sea, que Corcóstegui quedaría descartado tanto por el "barbecho" comprometido como por las contingencias en que está incurso.

También queda descartado Claudio Aguirre, que, tal y como informamos el pasado martes 17 (ver Hemeroteca, Ediciones Anteriores), mantuvo conversaciones con el Deutsche. Aguirre ha confirmado a hispanidad.com que ha desechado la oferta del banco germano "porque tengo mi propio proyecto de private equity". Don Claudio habría alquilado ya un despacho profesional para ejercer la gestión de grandes patrimonios, aunque parece que en su antigua casa, Merrill Lynch, también le esperan. No en vano, Aguirre fue responsable de Banca de Inversión de Merrill Lynch para Europa, Oriente Próximo y África.