Entre economía y moral, constató el Obispo de Roma en una audiencia a los representantes del Movimiento por la Vida, hoy en día existe un "divorcio", la balanza se inclina del lado de "un mercado provisto de toda novedad tecnológica", mientras que casi en un rincón han ido a parar las "normas éticas elementales" de una "naturaleza humana siempre más descuidada":
"Por lo tanto es necesario subrayar la más firme oposición a todo directo atentado a la vida, especialmente inocente e indefensa, y el por nacer en el vientre materno es el inocente por antonomasia. Recordemos las palabras del Concilio Vaticano II: 'La vida, una vez concebida, debe ser protegida con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son delitos abominables'".
Animó a "Proteger la vida con coraje y amor en todas sus fases. Los aliento a hacerlo siempre con el estilo de la cercanía, de la proximidad: que toda mujer se sienta considerada como persona, escuchada, acogida, acompañada. Hemos hablado de los niños. Pero quisiera hablar también de los abuelos, ¡la otra parte de la vida! Porque también nosotros debemos preocuparnos de los abuelos, porque los niños y abuelos son la esperanza".
J. Madrid