Toda la campaña de prensa del Grupo Marsans, al que las cosas no le pueden ir peor en Aerolíneas, consiste en amenazar con marcharse de la Argentina si persiste lo que llaman acoso judicial. Lo cierto es que Marsans no puede irse. Hablamos de un servicio público, cuyo incumplimiento provocaría que Aerolíneas retornara al Estado argentino, y que, dada la situación contable del grupo, impugnada judicialmente, revertiría con todos los activos al Estado, y a coste cero.
Es más, ya hay un precedente: el de los correos argentinos, renacionalizado por Kirchner. El grupo de Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz no debería amenazar con medidas de este tipo, porque eso es precisamente lo que desea el Gobierno de Buenos Aires: renacionalizar la empresa, a ser posible por 1 euro (o 1 dólar, si lo prefieren).