- La constructora perdió 1.099 millones de euros durante los nueve primeros meses del año frente a los beneficios de 739 millones del año anterior.
- Y la deuda continúa situada por encima de los 9.000 millones de euros.
- Y la bolsa le castiga.
- Sin embargo, el negocio internacional salva el balance durante los nueve primeros meses del ejercicio.
- Los tres primeros accionistas ya piensan en la venta, pero ahora ya no es posible: ACS vale poco más de 5.000 millones de euros.
La verdad es que si prescindiéramos de un pequeño problema llamado Iberdrola, los resultados de ACS podrían mirarse con buena cara. El negocio internacional crece y comienza a dejarse ver el trabajo de Marcelino Fernández Verdes en Hochtief y su filial australiana Leighton. Por cierto, que Verdes ya no puede operar tan solo desde Rusia sino que Florentino Pérez (en la imagen) le ha enviado a Sidney para que también ponga orden en la antaño joya de la corona, la australiana Leighton.
Pero Iberdrola es ya una losa imposible de levantar y, en consecuencia, la deuda se mantiene por encima de los 9.000 millones de euros para una empresa que apenas capitaliza por encima de los 5.000 millones. Una empresa que no sólo está apalancada al máximo como compañía sino que, además, tiene a tres socios igualmente apalancados: los March, los Albertos y el propio Florentino.
Por decirlo rápido, los tres primeros espadas de ACS piensan ya en su salida, lo más ordenada posible, pero está claro que los futuros dueños de ACS no serán los de ahora mismo.
Todo por culpa -o al menos eso piensan los March y los Albertos y lo demuestran los resultados- de la obsesión de Florentino Pérez por Iberdrola, donde han enterrado todas sus posibilidades sin haber conseguido el objetivo del control. Los tres quieren vender, pero no pueden hacerlo porque la capitalización de Iberdrola ha caído en picado y porque, cómo no, la venta de Iberdrola no daría ni para pagar el coste financiero de la compra.
Y así, durante los nueve primeros meses del año, ACS perdió 1.099 millones de euros frente a los 739 que ganó durante el mismo periodo del año anterior. Y lo peor es que la deuda neta supera los 9.000 millones de euros pese a las ventas. El principal componente de esa deuda es, cómo no, Iberdrola. Naturalmente, el mercado no ha recibido bien los resultados.
Y, sin embargo, el negocio típico, del que nunca debió salir, funciona. La labor de Marcelino Fernández Verdes, un constructor, no un especulador, en Hochtief, ha resultado brillante. Ahora, Florentino le ha encargado que también se ocupe de Australia, es decir, de Leighton, que queda un poco más lejos.
Pero el problema continúa siendo Iberdrola.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com